Una silueta que recuerda el logo de la asociación de salesianos Cooperadores y su lema DA MIHI ANIMAS, que nos recuerda nuestra identidad y nuestra misión en el sueño de Don Bosco, de contribuir en la salvación de las almas. Nos identifica como una única Asociación extendida por todas partes del mundo, con miles de asociados que vivimos un carisma recibido de Dios, con la Iglesia católica, y nos comprometemos en la obra de salvación por los jóvenes.
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San Juan Bosco, nuestro fundador, quien, con esfuerzo y dedicación, a pesar de las dificultades encontradas, perseveró para que nuestra Asociación fuera aprobada por la Santa Sede. Él, que nos visualizó como sus salesianos externos, nos entregó una misión recibida de Dios para vivir nuestra vocación bautismal, en sintonía con la misma misión salesiana.
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Un camino que nos indica que venimos de un origen, pero que continuamos trabajando, caminando, presentes en el mundo de hoy, comprometidos y cercanos a los jóvenes. Una ruta conformada, a su vez, por tres líneas que nos indican un camino de tres años de preparación hacia el 150 aniversario.
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El Papa, que no sólo nos recuerda que somos una asociación eclesial, aprobada por la Santa Sede, sino que también nos recuerda los esfuerzos realizados por Don Bosco para alcanzar la aprobación de la Pía Unión, el 9 de mayo de 1876; pero también la constante cercanía, amor y fidelidad que como Salesianos profesamos hacia el Papa, de quien también recibimos su compañía y oración.
Fue San Juan Pablo II quien confirió a Don Bosco el título de Padre y Maestro de juventud .
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El lema elegido por el Consejo Mundial para este camino de tres años hacia el 150 aniversario, que nos remite al origen de nuestra Asociación en el sueño de Don Bosco; a un compromiso de todos los salesianos cooperadores, que se realiza en la vivencia de una promesa realizada, que seguimos renovando; y un esfuerzo de continuar con paso firme, y confiando en Dios y en María Auxiliadora, hacia el futuro.
Así como la acción que se impulsará en la Asociación, a nivel mundial, en este segundo año de preparación, para renovar nuestra vida, nuestra vocación, nuestra Asociación, nuestra Promesa.