“Iremos a medias” Mediaba septiembre de 1845, cuando Don Bosco se encontró con un tímido muchacho que llegaría a ser su primer sucesor al frente de la congregación (y la Familia) salesiana.
Tomando sus manos, le dirigió el gesto que todos recordamos y que fielmente reproduce la estatua inaugurada en el colegio salesiano de Soto del Real, en Madrid.
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