Durante las 36 jornadas de espiritualidad de la Familia Salesiana celebradas en Turín se definió el decálogo del acompañante salesiano:
El Acompañante Salesiano:
1. Acompaña a los jóvenes en este tiempo favorable para el discernimiento vocacional experimentando, al mismo tiempo, la belleza de dejarse acompañar.
2. Ayuda al joven, con paciencia y amabilidad, a descubrir, escuchando la voz de Dios, que es un don y puede realizar el gran proyecto que lo espera.
3. Favorece un clima espiritual con la presencia y el testimonio humilde y gozoso.
4. Ofrece a cada uno la oportunidad de ser acompañado, dando el primer paso desde la escucha empática y valorizando la individualidad sin excluir a nadie.
5. Propone una espiritualidad unificada, viviendo una presencia auténtica desde el ejemplo de Jesús.
6. Testimonia la alegría, amando y haciendo sentir el amor de Dios.
7. Experimenta la lógica del “ven y verás” con el testimonio silencioso y coherente, que manifieste la presencia del Resucitado e invite a emprender un camino.
8. Vive la dimensión comunitaria creando una “casa que acoge” mediante la mirada, el ser, la apertura al mundo y la plenitud de vida.
9. Dedica tiempo al encuentro personal, cuidando la escucha con el corazón de Cristo Buen Pastor.
10. Mira con confianza y esperanza la vida, fiándose del Señor, caminando junto a los jóvenes y despertando en ellos el deseo de encontrarlo.