Julio Pedro del Molino 

El pasado sábado 5 de octubre fue un gran día de fiesta para el Centro de Deusto y para toda la Provincia San Francisco Javier. Nuestros hermanos Pilar, Belén y Fede proclamaron la promesa de salesianos cooperadores ante un numeroso grupo de hermanos y hermanas que representaban a todos los centros locales de la provincia.

La celebración eucarística estuvo presidida por nuestro vicario Samuel Segura, cargada de emotividad, símbolos y presencia salesiana, y contamos también con nuestro Consejero Mundial, Borja.

La casa de Deusto nos acogió para la celebración de la mesa, momento en el que saludar y poder hablar con los hermanos y hermanas de la provincia que tan generosamente se acercaron a acompañar a los nuevos salesianos cooperadores.

Los tres nuevos hermanos nos cuentan su inquietudes previas a la realización de la promesa:

Unos días antes de mi promesa como salesiana cooperadora, me preguntan que cómo me siento. En un principio me resultaba difícil encontrar la respuesta adecuada; tal vez sea porque estoy poco acostumbrada a que se preocupen por mis sentimientos. Más tarde y pensándolo con el corazón, puedo decir que me siento con miedo. Con miedo por no saber si voy a poder estar a la altura de lo que el resto de hermanos esperan de mí. Como fiel seguidora de Jesús, puedo decir en este momento que me encuentro con fuerza para seguirle día a día, sabiendo que Él siempre está a mi lado. Además, sé que hay Salesianos y Cooperadores dispuestos a echar una mano siempre que se lo pedimos. Por ello confío plenamente en ellos y me siento contenta y feliz de pertenecer a esta familia salesiana. (Pili)

A sólo unas horas de la celebración, sin mucho sueño porque la verdad es que algunos nervios sí que hay, repaso el esquema que hemos preparado y llego a la fórmula de la promesa: Habla del Amor con mayúsculas, de salvación, de hermanos, de familia, de comunión, de ser testigo, de nuestra madre María, de Camino de Vida… Entonces, me reafirmo en que mi opción por formar parte de esta Asociación soñada por Don Bosco, es la mejor manera de vivir mi vocación salesiana de la mano de mis hermanos salesianos cooperadores, caminando con ellos y manteniendo vivo este hermoso proyecto salesiano que nos acerca a Dios. Un GRACIAS enorme por acogernos y seguir acompañándonos en este Camino de Vida y Salvación. (Belén)

Día de promesa, por forma de ser, no estaré cómodo siendo protagonista. Temo también emocionarme al recordar los aspirantes que hicieron camino con nosotros y que hoy no están. Siento profundo agradecimiento a la Familia Salesiana que tanto me ha dado. Recuerdo a mis padres y abuelos, especialmente a mi madre, a mis tíos Antonio, Lourdes, Carmen y Gloria, todos ellos me mostraron su Fe y siento que hoy están especialmente alegres por mí allí en el Cielo. Ruego a Maria Auxiliadora que no me deje nunca. (Fede)

Esperamos aumentar nuestra Familia próximamente con nuevos hermanos y hermanas.