La Provincia de María Auxiliadora organiza esta peregrinación que comenzó ayer. Participan además salesianos/as cooperadores/as de otras tres provincias de la Región. Nos lo cuentan así:
Día 17.
La Provincia de Salesianos Cooperadores de María Auxiliadora ha iniciado con ilusión su peregrinación a Medjugorje. Somos 31 peregrinos procedentes de Sevilla, Córdoba, Granada, Tenerife, León, Madrid y Alicante, unidos por la misma fe y el carisma salesiano.
Nuestra primera jornada nos llevó a recorrer las encantadoras calles de Dubrovnik, conocida como la “Perla del Adriático”. Paseamos, compartimos, reímos y también encontramos momentos para el silencio, la contemplación y la gratitud. Este tiempo en Dubrovnik ha sido como un prólogo de nuestra peregrinación: una invitación a mirar la vida con ojos nuevos, a caminar con un paso más confiado y abierto, y a dejarnos sorprender por la gracia que siempre nos acompaña.
Por la tarde continuamos rumbo a Medjugorje, donde celebramos la Eucaristía en la casa de las Hermanas Franciscanas, que nos recibieron con un cariño fraterno. Fue un momento de comunión que nos recordó lo que dice nuestro Proyecto de Vida Apostólica: “Los Salesianos Cooperadores están convencidos de que, sin la unión con Jesucristo, no pueden nada” (PVA, art. 19).
Día 18.
Hoy hemos tenido la gracia de subir al monte de las apariciones. El camino, lleno de piedras y pendientes, se nos hizo exigente, pero la fe, la oración y la ayuda fraterna nos sostuvieron hasta llegar arriba. Allí, ante la Virgen, Reina de la Paz, hemos puesto con confianza todas vuestras intenciones y necesidades.
Por la tarde hemos celebrado la Eucaristía, fuente y culmen de nuestra vida cristiana, y ya entrada la noche hemos participado en la oración de la salud y la sanación, dejándonos abrazar por el Señor y por María, que nos invita siempre a confiar en su intercesión.
Que esta jornada nos ayude a seguir siendo, como nos recuerda nuestro Proyecto de Vida Apostólica, sal y luz en medio del mundo, llevando esperanza a los jóvenes, a las familias y a quienes más lo necesitan.
María Auxiliadora, Madre y Maestra, camina siempre con nosotros y guíanos a Jesús.
Día 19.
En el ecuador de nuestra peregrinación, María, Reina de la Paz, nos invita a abrir el corazón a Dios y dejar que Él dé sentido a nuestra vida.
Hoy nos encontramos en el ecuador de nuestra peregrinación. Bajo los testimonios de la vidente Ivanka Ivanković y del matrimonio Patrick y Nancy,
hemos podido acercarnos un poco más al corazón de nuestra Reina de la Paz, desde una experiencia mucho más personal y profunda. Ivanka, a quien la Virgen confió la misión de rezar por las familias, nos ha transmitido con palabras sencillas y llenas de Dios la fuerza de su experiencia: Apariciones clave: diarias (1981–1985), experiencia directa con la Virgen; y anuales (desde 1985, cada 25 de junio), encuentros íntimos en familia cargados de paz, oración y bendición. Dimensión personal: momentos de gracia como el encuentro con su madre fallecida o las visiones sobre el purgatorio. Llamada constante: conducirnos siempre hacia la oración, la paz y la confianza en el amor maternal de María.
Por su parte, Patrick y Nancy nos compartieron su testimonio de conversión, no solo personal sino también familiar. Sus palabras fueron una antesala al
Evangelio que más tarde escuchamos en la explanada del templo: dejar de lado lo material, tan propio de esta “sociedad líquida” del aquí y ahora, para
dejar entrar la Palabra de Dios en nuestra vida. No basta con que el Señor pase junto a nosotros: se trata de abrirle la puerta del corazón para que dé
sentido a nuestra existencia.
Lo que estamos viviendo no es algo pequeño. La Virgen está obrando silenciosamente en nosotros. Pidámosle la gracia de encontrar cada día, en
medio de nuestras rutinas, ese espacio personal para sentirnos en paz con Dios y vivir en su gracia.
Como nos recuerda nuestro Proyecto de Vida Apostólica (art. 19), sin la unión con Jesucristo no podemos nada: “Invocan al Espíritu que los ilumina y da
fuerza día a día”.
Día 20:
Dos palabras marcan la jornada: Vía Crucis y Cenáculo. En el camino de la cruz descubrimos la fuerza del hermano y la comunidad; en el Cenáculo, que la cruz es redención cuando nos dejamos llenar por el Todo que es Dios. Un día de polvo, sudor y abrazo… pero sobre todo de luz y libertad de los hijos de Dios.
¡Aleluya, aleluya!
Temprano amaneció la madrugada del día 20. Dos palabras definen el día de hoy: Viacrucis y Cenáculo. Dos palabras y un nexo de unión: Redención.
En la mañana hicimos el Viacrucis, una metáfora del camino de la vida, vida en la que se hacen presente nuestras limitaciones y condicionantes, la importancia del hermano, de la comunidad. El polvo, el sudor, la piedra, el cansancio, la falta de aire, pero también la palmada, el bastón, el abrazo, el empujón, la mirada y todo ello iluminado por la Palabra de Dios y por los bellos comentarios de las estaciones que nos fueron acompañando hasta llegar a la cruz, nuestra salvación.
La tarde en el Cenáculo fue una muestra viva de lo que significa la redención y como la cruz es redención cuando empezamos a no ser nada para poder asumir el Todo que nos visita y que nos llena tanto que nos hace querer saltar y bailar de alegría desde la libertad de los hijos de Dios sintiendo que Dios no es una carga pesada si no un amor que libera. ¡Aleluya, aleluya!
Compartimos aquí las crónicas de esta peregrinación: