María del Mar Alepuz Cantero
Los pasados 19 y 20 de noviembre en Madrid, tuvo lugar la segunda sesión de la II Escuela de Responsables de la Asociación de Salesianos Cooperadores de nuestra región.
Nos juntamos 35 cooperadores de los distintos centros de nuestra región, contando con la presencia de algunos delegados y delegadas, con la riqueza que supone compartir opiniones y experiencias, pero sobre todo poder crecer juntos aprendiendo un poco más a formarnos bien y a formar a los hermanos en nuestros grupos.
El tema de la primera jornada de este curso fue la formación en la Asociación. El ponente fue Fernando Llamazares que, a la luz de la oración y con materiales de gran utilidad, nos ayudó a reflexionar sobre cómo mejorar la formación en nuestros centros.
La formación permanente del salesiano cooperador es un aprendizaje continuo, un proceso de maduración a lo largo de la vida. Por lo que se nos señalaba que debe ser una formación de calidad, a la luz del evangelio, y desde un plan, desde una programación organizada y cuidada, que nos refuerce en nuestra identidad y fidelidad vocacional en el día a día.
Nunca dejamos de formarnos, de madurar, de crecer. Y no se trata sólo de saber, sino de saber hacer experiencia de lo aprendido.
La formación inicial fue el tema de la segunda jornada de este curso. El ponente fue Benigno Palacios que, de forma dinámica y práctica, nos puso a reflexionar sobre cómo actuar para ser formadores preparados para realizar el acompañamiento de nuestros aspirantes.
La fase de formación inicial implica caminar al lado del aspirante, saber escuchar, animar y corresponsabilizar de su camino y maduración personal, y también cultivar el sentido de pertenencia a la Asociación.
Surgieron diálogos entre los asistentes al curso sobre temas de organización, periodicidad de las reuniones de formación, necesidad de confeccionar acta en cada reunión para después poder releer como historia del grupo o del centro.
En un ambiente fraterno y alegre pasamos un fin de semana intenso y formativo, nos fuimos cargados de ideas y provistos de materiales didácticos de gran utilidad.
Planificar no nos cierra, sino que nos ordena dentro de permanecer abiertos y adaptados a las circunstancias de la vida de nuestros hermanos.
Recomendable cien por cien este tipo de experiencias y propuestas dentro de la Asociación. Os animo a participar en las próximas sesiones de la Escuela que nos hacen crecer en el sentido de pertenencia a nuestra Asociación.
Saber, saber hacer, saber ser y saber vivir en comunión desde las dimensiones humana, cristiana y salesiana. Recordad: “Da mihi animas, caetera tolle” como programa de vida, compromiso y desafío apostólico.
Cuando la alegría espiritual llena los corazones, la serpiente derrama en vano su veneno mortal
(San Francisco de Asís)