Boletín 579, mayo de 2014

Compartimos la noticia publicada en la página 57 de nuestro boletín número 579 de mayo de 2014 sobre la actividad solidaria que los salesianos cooperadores de Plaza de Castilla desarrollaron ese año bajo el título «Y van ya 14 años» escrito por Rafael Moreno Moreno.

¿Os habéis fijado en los carteles que anunciaban la Cena Solidaria de este año?

Son una chulería y es que Antonio Más, nuestro hermano cooperador del Centro, es un artista. Tienen mucho mensaje, además de la fecha, los organizadores, está el proyecto resumido. Sí, a un lado, “Filipinas: proyecto de rehabilitación de 10 viviendas familiares afectadas por el tifón Hayan en la ciudad de Ormoc (isla de Leyte)”.

En el centro algo muy simbólico y un mensaje: un paraguas para cubrir de la lluvia, que ofrece una mano anónima. Lluvia que, bajo el paraguas, se transforma en corazones, símbolos de amor, de compasión, de colaboración y, en definitiva, de responsabilidad. También una frase que nos recuerda el Evangelio que, como cristianos, es nuestro compromiso: “porque perdí mi techo, me disteis un cobijo”.

Así, el 8 de marzo, un año más, con miedo y preocupación, sensibilizados todos con esta necesidad, colaborando todo el Centro de Plaza Castilla, volvió a ser realidad este encuentro entorno a la Cena Solidaria. Con una acogida familiar a todos los que iban apareciendo, unas puertas abiertas, unas salesianas totalmente volcadas con el proyecto y muchos voluntarios que se ofrecieron para animar en el teatro y hacer ganas de cenar, a los que agradecemos también su entusiasmo. Durante la cena un mago que, como siempre, hizo las delicias de los más pequeños. Gracias por supuesto a todos los colaboradores de la Familia Salesiana que, de una u otra forma, han aportado su trabajo para esta realidad tan necesitada de ayuda.

Una bonita presentación que nos hizo Rogelio en el teatro para recordar, entre otras cosas, que granito a granito, vamos haciendo muchas cosas y hay que seguir, Muchos nos necesitan.

¿Qué pensarán estas familias, estos niños cuando les llegue esta ayuda, tan esperada para reconstruir sus casas? Pensarán que no están solos, que en España hay personas que se acuerdan de ellos y que quieren ayudarles a salir adelante. Si somos hermanos, no podemos permitir que lo pasen mal allí, cuando nosotros aquí, a pesar de nuestras largas quejas de crisis, tenemos mucho más que ellos. Alguien les dirá, vuestros hermanos de España quieren estar a vuestro lado y ayudaros a vencer las dificultades que ha supuesto el paso del tifón por vuestras débiles casas.

 

Las personas consagradas están llamadas a ser
fermento de comunión misionera en la Iglesia universal
(San Juan Pablo II)