Cristóbal Marín Martínez e Irene Blaya Huertas
Queridos hermanos en Don Bosco:
Entramos en la época estival, os deseamos que disfrutéis las vacaciones y el merecido descanso, siempre en compañía de Jesús, María Auxiliadora y nuestros ángeles y santos
En este artículo, os invitamos a que os cuestionéis, si vuestro hogar es católico o no, y lo hagáis al amparo del Espíritu Santo.
Como creyentes, a veces, puede que se nos pase por alto, el importante significado que tiene que nuestro hogar sea católico. Pero, como el camino por la vida no siempre es perfecto, humildemente conviene comprobar donde se encuentra nuestro hogar, y en caso necesario, poner medios para corregirlo.
A continuación, os ofrecemos algunas ideas que pueden ayudar.
Un hogar católico se diferencia de los demás, en su compromiso de vivir la fe católica en su seno y en todos los aspectos de su vida familiar.
Una familia católica es aquella que va a misa todos los domingos y trata de vivir la fe en el día a día. Y no aquella que va a misa el domingo, y se olvida el resto de la semana.
En un hogar católico, la oración en familia es lo primero. Rezar juntos el matrimonio, igual que hacerla con los hijos, es darle el valor que tiene la oración en común.
Cuando no hay costumbre en la oración, con los niños, es bueno empezar por las noches con ellos, por algo sencillo, como dar gracias a Dios por las cosas buenas que nos han pasado durante el día. Poco a poco, incluir tras dar las gracias, una oración sencilla, o una canción a María o al ángel de la guarda.
Otra oración sencilla de incluir y que se hace costumbre después, es la bendición de la mesa. Luego, ir incluyendo la lectura de la Biblia, si hay niños, buscar una Biblia infantil, que se puede leer por la noches al estar todos juntos. Pasado un tiempo, se puede rezar el rosario. Es bueno empezar con un misterio y poco a poco ir incluyendo misterios, hasta rezarlo completo, y que al final, rezarlo todos los días.
En una familia católica es una prioridad ir a Misa juntos, especialmente cuando los niños son pequeños y enseñando los padres el significado e importancia de la Eucaristía y lo esencial que es la comunidad parroquial.
El frecuentar los sacramentos es clave para un hogar católico, si es posible, juntos, especialmente la Eucaristía dominical y Fiestas de guardar.
Los valores fundamentales de un hogar católico son el respeto a la vida y la dignidad de cada persona, que deben de impregnar todo lo que hace cada uno de la familia. Estos principios básicos son transversales a toda la vida familiar y que se deben inculcar en todos, pues en ellos se basan los demás principios.
Es primordial enseñar a los hijos la caridad, el servicio a los demás, y el respeto al prójimo. Es buena práctica, implicarlos en actos caritativos y en el compromiso. Que aprendan que nuestro hogar debe ser de puertas abiertas, de acogida.
Por último, en un hogar católico debe decir qué somos, saber el tiempo litúrgico que estamos, y celebrar en familia las fiestas litúrgicas y acontecimientos de familia.
¿Hay imágenes religiosas en nuestro hogar?
Solo en Dios y solo a partir de Dios se conoce de verdad al hombre
(Benedicto XVI)