José I. Martínez Cabañas

Con esta afirmación no descubro nada nuevo. De hecho, quienes conocemos el retablo de la Catedral Vieja de Salamanca sabemos que esta idea ha estado presente en la Iglesia desde hace siglos.

A lo largo de la historia, el arte ha acompañado la transmisión de la fe mediante la pintura, la escultura, la música o la escena. Tratando de emocionar a la vez que nos presenta distintos momentos de la Escritura. Seguro que ya tienes en mente obras como la Piedad de Miguel Ángel, el Cristo Crucificado de Velázquez, esa imagen que sacas en procesión cada año, o esa canción que no puedes dejar de tararear.

Y es que, aunque hoy las redes sociales parecen exigir un combo de estímulos audiovisuales en formato “reel”, para muchos, el poder de una imagen sigue siendo incomparable. Una imagen nos transmite sin limitarnos, nos hace recordar sin palabras, nos emociona sin decirnos cómo sentirnos.

Por eso, hoy quiero hablarte de una ilustradora joven que, desde el confinamiento, ha ido ganando repercusión en redes y llegando a más personas gracias a un estilo sencillo pero cargado de expresividad. Cada obra de Sara Bargueño no solo representa una imagen, sino que cuenta una historia y transmite un mensaje espiritual. Su estilo invita a la reflexión y al fortalecimiento de la fe. Cada publicación es un regalo para quienes la seguimos.

Además, @_sara.b.g, como la encontrarás en Instagram, no solo transmite a través de sus ilustraciones. Ella misma se muestra en redes de manera muy natural: sencilla, cercana, creyente. No busca aparentar, sino compartir lo que vive y siente, sin grandes artificios. Y eso, en un entorno tan filtrado como las redes, es un soplo de aire fresco.

Sus ilustraciones hablan de la Virgen con ternura, de Cristo con cercanía, de la fe cotidiana con sinceridad. Muchas veces acompañadas de frases que invitan a orar, a detenerse, a mirar con otros ojos. Ese parece ser su propósito: ayudarnos a mirar con fe y esperanza.

Sara no solo ha encontrado una forma de expresarse, sino también de evangelizar. Su cuenta es un pequeño oratorio digital donde muchos se detienen un momento para encontrarse con Dios. Y eso, hoy, no es poca cosa.

Que su ejemplo nos anime a ofrecer nuestros talentos al servicio de los demás. Porque una imagen, cuando nace del amor y la fe, sigue valiendo más que mil palabras.

Hay lágrimas en las cosas que tocan el alma humana
(Virgilio)