Cristóbal Marín Martínez e Irene Blaya Huertas
Queridos hermanos en Don Bosco:
En octubre, la Iglesia Católica celebra el mes del Santo Rosario. La oración fue difundida, a petición de la Santísima Virgen María, por Santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de Predicadores (dominicos).
En este artículo explicamos un poco, lo que en Hogares Don Bosco se le denomina “Encuentro del Matrimonio”, y de donde procede.
Hogares Don Bosco, se formó con la pedagogía de los Equipos de Nuestra Señora de París, ENS, fundados por el Padre Henry Caffarel, al cual, Don Benito Castejón pidió autorización personalmente, para utilizar sus métodos y al que les transfirió el espíritu salesiano.
El Padre Caffarell, que dirigía grupos de hogares desde 1939, se da cuenta de la dificultad que experimentan los esposos para comunicarse, sobre todo espiritualmente. Como la comunicación es vital en un matrimonio, buscó algo que mantuviera vivo el amor entre los cónyuges y evitara el hundimiento.
En otoño de 1945, citando un pasaje de San Lucas, publicó una editorial titulada: “un deber desconocido”, donde explicaba a los matrimonios por qué conviene “sentarse”, es decir, parar y romper la monotonía diaria para encontrarse marido y mujer, frente a frente, sin otra preocupación que la de hacer un balance común y escuchar la voz del Señor.
El deber de sentarse, llamado “La Sentada”, lo inscribió en la Carta de los ENS, al que, en Hogares Don Bosco se le dio el nombre de “Encuentro del Matrimonio”.
¿En qué consiste el “Encuentro del Matrimonio?.
Es una revisión plena de su vida matrimonial y un medio para conocerse mejor. Se trata de buscar la armonía de los esposos para realizar, cada vez mejor, la unión que se inició con el sacramento del matrimonio. Es una luz proyectada sobre toda la vida del hogar.
¿Cómo hacer el Encuentro?
No existe un patrón o fórmula preparados a seguir en estos encuentros. Lo esencial es que cada matrimonio descubra su propia manera de hacerlo. Se debe cuidar hacerlo regularmente cada mes.
Unas reglas útiles que pueden servir para que el Encuentro sea sincero y fructífero, son:
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Hay que forzarlo. No dejarlo a la espontaneidad, a esperar que se presenten las ocasiones, que sería lo ideal y provechoso, pero, casi siempre surge una tarea más urgente que lo hace posponer.
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Apuntar la fecha y el tiempo que se va a dedicar a la cita a dos y hacerlo.
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Hacer una lista de puntos a tratar. Pensar en ser empáticos y en el comportamiento. No tener prisa. Darse un tiempo gratuito.
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Adecuado. Tranquilo, silencioso, un clima favorable.
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Oración. Iniciar con un rato de oración para entregarse a la paz de Señor.
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La mutua comunicación. Destacar los puntos positivos del matrimonio, de la familia, logros personales, momentos a celebrar. Hacer una revisión sobre cada uno de vuestros hijos. Evitar reproches. Cuidar el lenguaje corporal, sinceridad. Recordar, estamos alegrando a Dios.
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Tomar resoluciones y revisar la Regla de Vida.
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La despedida. Dar gracias a Dios por los beneficios del Encuentro.
Animamos a todos los matrimonios a llevar a la práctica este “Encuentro” en su vida en común, pues ha llevado al crecimiento, vida más feliz y a un camino de santidad.
El mayor don que puede tener una persona bajo el cielo
es poder vivir bien con aquellos con quienes convive
(Egidio de Asís)