Isabel Pérez Sanz

Antes de iniciar esta editorial, repaso el Plan LLAMA y el Proyecto Ibérico para este curso, y me pregunto: ¿qué quiero decir a los SSCC en este tiempo de CUARESMA? Tenemos la responsabilidad de ser Testigos de un sueño que transformó, no sólo la vida de Don Bosco sino la de tantos SSCC seguidores suyos, comprometidos en su día a día, y me parece de interés resaltar la actitud de “Hacerse cargo”, porque:

  • es hacernos conscientes de la vocación y misión recibida de Dios, que nos convoca a participar en la construcción del Reino. Él nos ha indicado hacia dónde dirigirnos y lo hacemos en comunión, bajo la guía del Espíritu, siempre transformador, que ofrece un nuevo sentido y visión de la realidad;
  • supone conocer en profundidad el contexto y el grupo de personas del entorno, del pueblo o ciudad donde se vive y, junto con otros, compartir la fe y la vocación;
  • es situarse dentro de la comunidad que es santa y pecadora, reconocer los límites y ambigüedades, así como las cualidades de cada persona, y colaborar para que cada cual llegue a ser lo que está llamado a ser;
  • es tomar conciencia de la debilidad del momento, subrayando el valor de la paz, siempre importante, pero más en este tiempo con tantos enfrentamientos, guerras cercanas, situaciones de agresividad…
  • es descubrir la necesidad de desplazarse a los márgenes para encontrar jóvenes que quieren ver y pueden experimentar la sanación en sus vidas, dar el salto que los libera y los vuelve protagonistas en su entorno.

Preparando la fiesta de D. Bosco, me impresionó fuertemente el testimonio presentado en “Pueblo de Dios”, -TV2-, el 28 de enero: “Un oasis de paz al sur de Bogotá”. Se constata la eficacia del sistema preventivo, por la transformación de muchos jóvenes en educadores de otros jóvenes, por haber sido acompañados previamente y ser, ahora, protagonistas en la dignificación de las personas más frágiles. Os invito a conocerlo, conectad y dejaos impactar.

En esta Cuaresma hagamos realidad el valor del diálogo y preguntémonos si somos personas de paz: con nosotros mismos, con Dios, con la creación, con la casa común.

El Papa Francisco en la exhortación «Laudate Deum» invita a rehacer un camino de humildad, de conversión hacia un estilo de vida que no destruya la casa común, sino que la respete y la cuide. Exhorta a acompañarnos en este camino de reconciliación con el mundo que nos alberga y a embellecerlo con la propia aportación. Recuerda: “el esfuerzo de las familias por contaminar menos, reducir desperdicios, consumir con prudencia, va creando una nueva cultura”[…]. Y, aún cuando esto no produce de inmediato un efecto notable desde el punto de vista cuantitativo, sí colabora para gestar grandes procesos de transformación que operan en la profundidad de la sociedad”. (Cfr LD 71)

Caminemos hacia la Pascua con espíritu alegre, soñando que esto es posible. ¡María nos acompaña!