Borja Pérez 

Estamos comenzando este nuevo año 2024, que por lógica matemática nos lleva 200 años después de los 9 años de Don Bosco, el año del sueño que fue proyecto de vida, aunque sólo comprendido en su totalidad por su parte en los últimos años de su vida.

Don Bosco fue un soñador entendido desde el mejor sentido de esta palabra, pero fue también un hombre realista que tuvo los pies en el suelo. Desde esta ambigüedad, fue capaz de pisar tierra para afrontar la realidad, pero también de elevar el corazón para encontrarse con todos sus muchachos.

En definitiva, Don Bosco fue un hombre de su tiempo, pero también fue profeta, profundamente humano y profundamente santo.

El sueño de los 9 años, en concreto, es un sueño profético en el que Don Bosco empieza a entender cual es su misión en el mundo, además de incluir algunos de los rasgos más destacados de la pedagogía salesiana.

En definitiva, este primer sueño es el comienzo de una misión que tuvo y sigue teniendo como objetivo acompañar, escuchar y educar a los demás, especialmente a los jóvenes.

El Aguinaldo, que nuestro querido Rector Mayor nos ha querido regalar en este 2024 como motor de nuestra labor animadora en la Familia Salesiana, lleva por título “El sueño que hace soñar”: Un corazón que transforma los ‘lobos’ en ‘corderos’.

En la presentación de su Aguinaldo el pasado verano, Don Ángel destacaba 4 elementos del sueño:

  • La misión. Los jóvenes presentes en el sueño, como motor de nuestra misión animadora.
  • Una llamada desconcertante y que parece inalcanzable. ¿A qué nos llama Dios?
  • La mediación de María.
  • La mansedumbre y la docilidad como elementos de la pedagogía salesiana.

Os invito durante este año a leer este sueño en clave asociativa, como salesianos cooperadores, en todas sus vertientes:

  • Nuestra vida centro, nuestro testimonio diario como salesianos en el mundo, nuestros apostolados concretos, nuestra vida familiar…
  • Como Don Bosco, que no debe ser un ideal inalcanzable, vivamos nuestro día a día pisando tierra firme, pero con confianza y esperanza en Jesús Resucitado y María Auxiliadora, que nos acompañan en nuestro caminar.
  • Al igual que Don Bosco no fue comprendiendo muchas cosas de sus sueños hasta sus últimos años, seamos pacientes en nuestros proyectos y propuestas y no buscadores de resultados inmediatos, siempre desde la esperanza en Él que nos acompaña.
  • Seamos conscientes de la presencia de los lobos del sueño en nuestra vida y en nuestra sociedad que pretenden devorar al rebaño, y seamos valientes para intentar luchar contra esos elementos: El individualismo, el relativismo, la falta de esperanza y de compromisos…
  • El “no con golpes” como elemento a cuidar en nuestra relación con los demás, buscando siempre en nuestras relaciones con los demás tender puentes y priorizar las cosas que nos unen sobre las que nos separan.

Os animo también, en el marco del primer año hacia el 150 aniversario de la Asociación de Salesianos Cooperadores, a mirar atrás recordando con esperanza y sin nostalgia nuestro recorrido en la Asociación, siendo conscientes de que fuimos soñados por Don Bosco y somos llamados a seguir soñando, y mirar siempre un poco más allá, hacia adelante, con optimismo y sin temor.

Nunca desanimes a quien constantemente avanza; no importa lo lento que sea
(Platón)