Fernando Llamazares González
Para llevar a cabo la misión que la Asociación de Salesianos Cooperadores tiene asignada necesita una autonomía económica que se nutre fundamentalmente de sus miembros y se sustenta en su propia organización.
Porque somos “Pertenecemos”: nos sentimos parte de la Asociación. Lo explicitamos entrando en ella, aceptando su estructura, participando de su vida. Nos sentimos responsables, junto con el resto de los hermanos de la misión común ofreciendo lo que somos y tenemos. En comunión, unidos en un solo corazón y una sola alma, nos cuidamos y ayudamos unos a otros y, teniendo en cuenta nuestras posibilidades, asumimos las necesidades económicas de la Asociación con la generosidad y capacidad de compartir propia de nuestra espiritualidad salesiana, de nuestra pedagogía de la bondad.
Los salesianos cooperadores asumimos la autonomía económica de la Asociación procurando los ingresos precisos para financiar los gastos que originan las necesidades apostólicas y organizativas.
Los salesianos cooperadores sostenemos la Asociación con aportaciones libres y generosas, como quería Don Bosco y de otras fuentes, ayudas económicas que se pueden buscar. Siempre confiando en Dios.
Su objeto es financiar:
- las necesidades de las actividades formativas, los momentos de encuentro, el funcionamiento de los consejos y estructuras organizativas: local, provincial, regional y mundial;
- las necesidades de las actividades apostólicas propias de la Asociación.
En la administración de los bienes de la Asociación tenemos en cuenta nuestro carácter de “persona jurídica eclesiástica pública” como Asociación pública de fieles que somos; nos afecta, por tanto, el Código de derecho canónico. También nuestro carácter civil, respetamos la legislación y obligaciones fiscales vigentes en el lugar.
Respetando los principios de la Iglesia universal, en cuanto a la administración de los bienes eclesiales, la administración en la Asociación en los distintos ámbitos corresponde a los Consejos que, por medio del administrador, cuidan la gestión de los bienes de la Asociación.
¿Cómo gestionamos, animamos, la solidaridad económica?
Partimos de que la solidaridad económica solo existe gracias a los salesianos cooperadores que, desde lo que son, participan, también económicamente, en el funcionamiento e implementación de la misión en los distintos ámbitos. Para llevarla a cabo se hace imprescindible un conocimiento de las necesidades y recursos existentes; para lo cual nos servimos de unas herramientas (presupuestos y cuentas anuales)
El punto de partida es conocer las necesidades existentes en cada ámbito de la Asociación: aportación ámbitos superiores, costes propios de actividades formativas, apostólicas y de animación, solidaridad misionera. Conocidas y compartidas por los salesianos cooperadores, son asumidas teniendo en cuenta las distintas posibilidades.
La comunicación de los presupuestos, donde recojan sus necesidades, por parte de los Consejos superiores a los inferiores con objeto de que puedan conocer y asumir su contribución a satisfacer sus necesidades es imprescindible.
Conocidas, compartidas y asumidas las necesidades a satisfacer se elabora el correspondiente presupuesto, que recogerá tanto los ingresos como los gastos previstos para cada partida que lo constituye.
La comunicación de la realidad económica del año, mediante la elaboración y comunicación de las cuentas anuales, resulta un instrumento válido para una participación responsable y consciente.
Con vistas a una corresponsabilidad, los presupuestos y balances se comparten con los organismos de los niveles superiores e inferiores, de modo que todos los salesianos cooperadores estén informados de la situación económica de la Asociación en sus distintos ámbitos.
Como puedes ver, vivir la solidaridad económica en el seno de la Asociación es cosa de todos.
Nadie queda excluido de la alegría aportada por Jesucristo
(San Pablo VI)