Ángel Fernández Artime

Ante todo, deseo definir a quienes va destinada este Aguinaldo 2023. Son dos los grupos de destinatarios: Va destinada a los niños, adolescentes y jóvenes de todas las presencias de la Familia de Don Bosco en el mundo. Y al mismo tiempo va destinada a la Familia Salesiana y, en ella y juntos, a descubrir la dimensión laical de la misma.

¿Cómo es posible que tenga dos destinatarios tan declaradamente diferentes? Es fácil de comprender: con lo más propio de nuestra pedagogía y espiritualidad pretendemos ayudar a los niños y niñas, y muy particularmente a los adolescentes y jóvenes a descubrir que cada uno de ellos, puede ser como ese fermento del que habla Jesús, como esa buena levadura que ayuda a crecer y a hacer más grande y sabroso el ‘pan de la Familia Humana’. Y cada uno de ellos puede ser verdadero protagonista y tener una auténtica misión al lado de Jesús, o como buen creyente desde la religión que profesa.

Y para la Familia de Don Bosco pretende ser un claro y provocador mensaje que nos lleva a descubrir la dimensión laical de la misma, en esta familia en la que todos estamos implicados y donde la gran mayoría de sus miembros son laicos, hombres y mujeres de todos los países, con su vida laical cristiana que los llama a ser verdadero fermento en esta Humanidad que tanto lo necesita.

Y quienes somos consagrados en esta Familia Salesiana estamos igualmente invitados a ser «fermento en la masa del pan de la Humanidad» y a vivir de cerca y enriquecidos con la laicidad evangélica de nuestros hermanos y hermanas. Sencillamente, estamos llamados como Familia a complementarnos.

“Y dijo de nuevo: «¿A qué compararé el reino de Dios? Es semejante a la levadura que una mujer tomó y metió en tres medidas de harina, hasta que todo fermentó». (Lc 13,20-21).

La levadura trabaja silenciosamente. La levadura es silenciosa en su modo de proceder, y así es también el trabajo del reino de Dios en su obra interior. ¿Quién ha podido oír la levadura en su acción sobre la harina y la masa en la que ha sido puesta mientras que fermenta toda la masa? Así es la comprensión del reino de Dios. El mismo apóstol Pablo presenta el reino desde su aspecto más interior cuando dice: «El reino de Dios no es comida, ni bebida, sino justicia y paz y gozo por el Espíritu Santo.» Todo esto es la obra interior e invisible del Espíritu. Es la levadura puesta en el corazón. Y así como la levadura lleva a cabo su acción por contacto, así es también el Evangelio.


La parábola de la levadura elegida como tema del Aguinaldo 2023 es una parábola de gran sabiduría evangélica y relevancia pedagógica y educativa, que expresa la naturaleza del Reino de Dios que Jesús vivió y enseñó.

Hay varias interpretaciones teológicas de este pasaje bíblico. Nuestra elección interpretativa para el Aguinaldo de este año es precisamente presentar la levadura como imagen de la fecundidad y el crecimiento del Reino de Dios, que en el corazón de las personas fecunda la riqueza del don de la llamada a la vida, de la vocación donde Dios nos ha plantado, orientando la misión de los laicos y de toda la familia de Don Bosco en el mundo.

“Un poco de levadura hace fermentar toda la masa”. (Gál 5,9); No deja de ser asombroso cómo una porción de harina duplica o triplica su tamaño por el hecho de poner una mínima porción de levadura. El Señor nos dice que el Reino de Dios es semejante a la levadura con que se fermenta la harina (la masa) en la preparación del pan. Hay algo muy especial que caracteriza a la levadura. Se trata de su capacidad para influir ‘positivamente’ sobre la masa.

Entre los ingredientes que usamos para elaborar el pan, la levadura, como hace notar el Señor en la parábola del Evangelio, no es el más grande en cantidad, sino todo lo contrario. Es muy poco lo que se emplea, pero lo que la distingue es que es el único ingrediente que está vivo y por estar vivo tiene la capacidad de influir, incidir, transformar toda la masa.

Podemos decir, por tanto, que así es el reino de Dios: una realidad humanamente pequeña y aparentemente irrelevante. Para entrar a ser parte es necesario ser pobres en el corazón; no confiarse en las propias capacidades sino en la potencia del amor de Dios; no actuar para ser importantes a los ojos de mundo, sino preciosos a los ojos de Dios, que tiene predilección por simples y los humildes. Ciertamente el Reino de Dios pide nuestra colaboración, si bien es, sobre todo, iniciativa y don del Señor. Nuestra débil obra, aparentemente pequeña delante de los problemas del mundo, inserta en la acción de Dios es capaz de resistir ante las dificultades.

La victoria del Señor es segura, su amor hará crecer cada semilla de bien presente en la tierra. Esto nos abre a la confianza y al optimismo a pesar de los dramas, las injusticias, y los sufrimientos que encontramos. La semilla del bien y de la paz germina y se desarrolla, porque lo hace madurar el amor misericordioso de Dios. (Ángelus de S.S. Francisco, 14 de junio de 2015).

Su rostro estaba iluminado por esa paz orgullosa que ninguna esperanza puede turbar
(Gustav Meyrink)

La gente buena, si se piensa un poco en ello, ha sido siempre gente alegre
(Ernest Hemingway)