Raquel Sarabia Lavín

Dolor y gloria. Por diferentes motivos, este título de película nos acompaña en los últimos tiempos. ¿Qué decir de la pandemia? Ha sido el DOLOR en mayúsculas, ha arrasado en nuestras vidas, en nuestros grupos, en nuestros hogares, pero ha sido una oportunidad de descubrir o redescubrir la GLORIA.

El estado de alarma fue un shock para todos. Enseguida surgió la pregunta: ¿cómo comunicarnos en el confinamiento? Desde el Consejo Provincial de San Francisco Javier surgió la iniciativa de dar las buenas noches telemáticas, aprovechando los medios disponibles. Después de los aplausos de las ocho enviábamos un video de unos pocos minutos con un mensaje, una reflexión, un ánimo. Por unos instantes abríamos las puertas y entraron en nuestras casas jóvenes, SSCC, FMA y SDB.

El proyecto «QUÉDATE EN CASA» comenzó y finalizó en familia. Fueron 62 vídeos llegados de todo el mundo: Región ibérica, Latinoamérica, África, EE.UU.

Este “tiempo viral” ha chocado de lleno con nuestra forma de ser: presencia en el patio, palabras al oído, gestos de cercanía. Sin duda, las redes son herramientas maravillosas para estar conectados y seguir trabajando en nuestro Sistema Preventivo, seguir estando presentes en la vida de los jóvenes y de nuestros hermanos a pesar de la distancia social, de la mascarilla, de no poder dar la paz. Las redes nos ayudan en este reto, en seguir trabajando en esta “nueva normalidad” en la misión juvenil de Don Bosco, de forma fraterna y asociada.

Seguid cuidándoos, como nos dijo el cardenal Cristóbal López, no por miedo sino por AMOR. Seguid compartiendo, seguid ayudando, hemos elegido el lavatorio de los pies, abramos la ventana de la Valponasca, una ventana abierta al infinito.

Sin la sabiduría del discernimiento podemos convertirnos fácilmente
en marionetas a merced de las tendencias del momento
(Papa Francisco)