Antonio Marzo Moral, SC Centro local de Granada
“Lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis, visteis en mí, ponedlo por obra. Y el Dios de la paz estará con vosotros”. (Fil 4,9).
Con este pasaje de la Carta a los Filipenses, nos introduce el PVA en el capítulo III. Es un mensaje contundente que nos está alentando a una actitud valiente para desarrollar una serie de valores inherentes a todo cristiano y de manera muy especial a todos los salesianos cooperadores.
Por este motivo, es un capítulo con el que debemos acompañar nuestra vida diaria y tenerlo presente permanentemente. Por experiencia propia, os aseguro que es un recurso imprescindible, que en el día a día nos ayuda a hacer mejor nuestra vida y obra como salesianos cooperadores.
El III capítulo del PVA, artículos 13 al 20, se van complementando para llevar adelante en el día a día, un estilo de vida coherente con lo que prometemos cuando hacemos la Promesa, de los que destaco unas breves indicaciones de interés en este capítulo.
El espíritu salesiano nos impulsa al servicio con el compromiso de la caridad apostólica, viviendo con alegría lo cotidiano y con una metodología ascética como respuesta a la invitación de Don Bosco, trabajo y templanza.
Los salesianos cooperadores estamos llamados a construir razones de esperanza con perspectivas de futuro para las personas y la sociedad.
La caridad apostólica debe ser uno de los valores fundamentales de nuestra vida. Es un don de Dios que nos une a Él y a los jóvenes.
Nuestra solidaridad con la sociedad, donde estamos llamados a ser luz, sal y fermento, potenciando los valores de las personas, estando a la escucha de los jóvenes con una actitud crítica y constructiva.
Con un permanente testimonio y estilo de acción, fortaleciendo el ser buenos cristianos y honrados ciudadanos.
Inspirados en el Sistema Preventivo de Don Bosco, practicando la amabilidad como signo del amor de Dios.
Y en íntima unión con Jesucristo. Invocando su ayuda permanente, así como la del Espíritu Santo, con la oración diaria, sencilla y confiada, alegre y creativa.
Y como no, con un amor filial por María Auxiliadora. Ella ha cooperado en la misión salvífica del Salvador y sigue haciéndolo hoy también.
Las orientaciones que contiene este III Capítulo de nuestro PVA en su Comentario, son, para mí, definitivas. Aquí solo indico brevemente una serie de apuntes que nos pueden dar una idea de su vasto y rico contenido. Por eso os animo a dedicarle, sin prisas, el tiempo necesario para su lectura y comprensión, donde podemos encontrar la respuesta para elaborar nuestro proyecto personal de vida para que todo lo que hemos aprendido, recibido, oído y visto, lo podamos poner por obra, y os aseguro que no os dejará indiferentes, a la vez que servirá para reforzar nuestra fidelidad a esta vocación a la que el Señor nos ha llamado, con el compromiso de vida por y para los jóvenes más necesitados.
Que el Señor y nuestra Madre Auxiliadora, nos iluminen y ayuden en nuestro diario caminar.
Y al crecer la maldad se enfriará el amor en la mayoría
(Mt 24,12)