Isabel Pérez Sanz
En el camino de preparación hacia el 150 aniversario de la fundación de la Asociación de SSCC me parece muy oportuno hacer una reflexión sobre Maria, porque tenemos una certeza, y así lo experimentamos: “Maria camina con nosotros”, experiencia enraizada en la fe y en el carisma salesiano.
Desde el comienzo del Evangelio, encontramos a Maria disponible al proyecto de Dios sobre ella, y pronta a prestar su “auxilio”, camina presurosa a casa de Elisabeth para ser una presencia activa junto a ella. Siendo adolescente, Jesús, es acompañado en su peregrinación a Jerusalén por sus padres, que viven con angustia la pérdida y posterior búsqueda, hasta hallarlo en el Templo.
En las bodas de Caná, se confirma el estilo emprendedor de María; ella sin ser interpelada, al percibir la preocupación que tendrían los novios, da el primer paso anticipando así la hora del Hijo. Con intuición de madre, asegura el gozo de la fiesta, involucra a los sirvientes y también a los discípulos en el camino de la fe.
Recorre el camino del calvario, permaneciendo junto a Él hasta la muerte en la cruz, y acepta ser madre de todos nosotros, se abre así a la maternidad universal. Finalmente en el cenáculo, en comunión con los apóstoles, invoca su Espíritu sobre la Iglesia naciente.
Releyendo las etapas de su vida, descubro su maternidad que abraza al mundo entero que hoy necesita de su protección y de fomentar una autentica fraternidad. También nosotros SSCC, con sus mismas actitudes, estamos llamados a salir al encuentro de los hermanos y de las familias vulnerables.
Juan Bosco, educado en la fe por Mamá Margarita, desde pequeño desarrolló un gran amor a María. No dudaba en confiarle sus proyectos más descabellados o sus problemas más graves, con la seguridad de que Ella intercedería ante su Hijo. Con frecuencia decía: “Todo lo ha hecho Ella” o “No he sido yo, ha sido la Virgen Auxiliadora quien te ha salvado”. “María ha sido siempre mi guía”. “El que pone su confianza en ella nunca quedará defraudado”; “Confía en María Auxiliadora y verás lo que son milagros”.
Don Bosco, en Nizza Monferrato dijo emocionado a las FMA: “La Virgen se pasea por esta casa”. Estas palabras las hacemos extensibles a cada familia, a cada uno de los Centros y Provincias de nuestra Asociación.
Somos una familia de María y Ella como protectora, guía e inspiradora está entre nosotros, con toda persona necesitada de su auxilio, y precisa que seamos sus pies, sus brazos, sus ojos.
Reconocemos que no siempre sabemos “recibir a María en casa”. Ella como madre, nos mantiene a su lado en los momentos de alegría y de sufrimiento, está cercana en nuestra vida, guiándonos hacia la santidad. Nadie puede pelear la vida aisladamente. Se necesita un grupo, una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que, apoyándonos unos a otros vayamos hacia adelante con esperanza.