Boletín 275, noviembre 1986

Transcribimos parte del artículo publicado en la página 73 de nuestro Boletín número 275 de noviembre de 1986 titulado «Manos amigas» de Sor Marianella Castagno, Madre General.

En las recientes circulares de mayo y de junio os invitaba a leer y profundizar el renovado “Reglamento de Vida Apostólica” (RVA) de la Asociación de los CC.SS., para tomar mayor conciencia del significado de esta Asociación hoy y ser por tanto más conscientes de que Don Bosco quiso a los Cooperadores Salesianos fuerzas vivas en la Iglesia (R. 67).

Con el fin de facilitar a cada una tal conocimiento me ha parecido oportuno hacer llegar a todas la carta del Rector Mayor dirigida a los CC.SS., pero ofrecida también a la reflexión de los Salesianos.

Como afirma el Rector Mayor “el futuro de la Asociación está fuertemente ligado a una comprensión actualizada, realista y renovada del don apostólico hecho por Dios a la Iglesia, a través de Don Bosco” (ACG. N. 318, pág. 22)

La Asociación como dice el nuevo Reglamento, es un grupo “portador de la común vocación salesiana y corresponsable de la vitalidad del proyecto de Don Bosco en el mundo” (RVA 5).

Algunas de nosotras, como delegadas a nivel local o inspectorial, son llamadas a ser animadoras directas, pero todas debemos sentirnos empeñadas en hacerla conocer y difundirla.

Esto es consecuencia lógica de nuestro amor a la vocación recibida, que nos estimula a ser evangelizadoras y educadoras de las jóvenes, buscando reunir el mayor número, también allí donde por múltiples razones, es imposible llegar.

El amor a la juventud, con las características de la espiritualidad salesiana, debería contagiar a todos aquellos con los cuales nos ponemos en contacto.

Demasiado grande es el número de jóvenes “pobres y abandonados” bajo tantos aspectos, de jóvenes que necesitan de una “mano amiga”, para que podamos quedarnos tranquilas sin buscar todos los medios que puedan concurrir a su bien.

Y cuántas “manos amigas” más podría haber en el ambiente en el que vivimos, si lográsemos implicar más y más en esta misión a los padres, a los profesores, a los colaboradores laicos y a las personas más sensibles al bien.

Debería ser éste el fruto del espíritu misionero que está vivo en nosotras y nos hace capaces de abrir los ojos y corazones hacia las necesidades de los jóvenes.

Hagamos conocer la Asociación también a las exalumnas, a los jóvenes de las escuelas y de los Oratorios-centros juveniles. Ninguno debería dejar nuestra casa sin conocer las diversas vocaciones de la Familia Salesiana (df. C. 73).

Recordemos que esto no es triunfalismo, ni proselitismo, como alguna podría pensar. Es sentir verdaderamente con la Iglesia. El próximo Sínodo de los Obispos sobre la vocación y misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo es un estímulo para nosotras, también en este sentido.

Ya en el pasado Congreso de CC.SS. yo expresaba el deseo de que para el próximo 1988, se hiciese realidad la sugerencia de nuestros Reglamentos (cf. R. 67) de hacer surgir en los lugares donde es posible, un Centro de Cooperadores.

La “Propuesta Pastoral 87”, que recibiréis en estos días, nacida del encuentro de los jóvenes, de animadores y de Hermanas de Italia, va en esta línea. Invitar a toda la Comunidad Educativa a abrir los ojos a las necesidades del lugar, nos empeña a animarla en el sentido de una verdadera recuperación de todas las fuerzas vivas para implicarlas, con estilo salesiano, en la misión profética de verdaderos cristianos, a la que todos somos llamados.

Pidamos a María Auxiliadora la gracia de mantener vivo en nosotras el deseo de hacer siempre un mayor bien y que nos obtenga la gracia de un espíritu apostólico dinámico, capaz de superar dificultades y obstáculos para llegar a los jóvenes.

¡Vamos a soñar! Se nos regala como proyecto, como arte y como escuela “Un sueño para ti”
(Isidro Lozano)