Raúl Fernández Abad

En el anterior número acabámamos con tres preguntas para la reflexión personal. Os la recuerdo.

  • ¿Qué espera de mí el Centro en este tiempo?
  • ¿Qué puedo ofrecer en mi servicio al Centro?
  • ¿El Señor me llama a este servicio para con mis hermanos?

¿Por qué las recuerdo? Porque es lo que nos va a orientar en este segundo artículo sobre los servicios dentro de la Asociación.

Un buen hermano nos indicaba que Dios no elige a los capacitados sino que capacita a los elegidos. Si en el anterior artículo hablamos desde el aspecto personal, también como Asociación debemos hacer una reflexión.

Esta reflexión la planteo desde la pregunta: ¿cómo ayudamos a los hermanos que están prestando servicios en los diferentes Consejos? Esta ayuda debe nacer desde el ámbito personal y desde el ámbito comunitario. En el ámbito personal tenemos que ayudar a estos hermanos colaborando en todas las tareas que se nos pida. No es solo obligación de los Consejos, en los diferentes ámbitos, proponer y llevar adelante las actividades del Centro o de la Provincia sino que nosotros, con nuestra asistencia, las debemos proporcionar.

Estas actividades no son inventivas de los Consejos sino que alguna vienen reflejadas en nuestro PVA como son las reuniones de programación y verificación (PVA/E, artículo 22), las actividades propuestas dentro de la Vida Asociativa en cualquier ámbito (PVA/E, artículo 21), todos aquellos encuentros que se nos propongan desde ámbitos superiores para fortalecer la vida asociativa.

En el ámbito asociativo nos marca el camino el PVA/R en su artículo 17, apartado 2. Nos indica, entre otras cosas, que se necesita establecer un camino formativo. Este camino formativo no se lo marca personalmente la persona sino que la Asociación debe marcar ese camino formativo.

Es obligación de la Asociación de acompañar en su formación a los hermanos que han sido elegodos, pero también es obligación del hermano que ha sido elegido el formarse.

En estos momentos la Asociación en la Región ha tomado la decisión de facilitar esta formación a través de la Escuela de Responsables. Su primera edición ha concluido con una alta satisfacción entre los más de 50 participantes en su diferentes sesiones (cuatro).

Es una herramienta que no debemos desdeñar. Esta Escuela no solo está diseñada para aquellos hermanos que están ya en servicios sino también está destinada a aquellos hermanos que en un futuro cercano pueden estar llamados a estos servicios.

Creo que todos nos debemos reciclar, no solo las personas que van a entrar nuevas, sino aquellos que ya llevamos un tiempo en estos servicios. El mismo artículo 21 de nuestro PVA/E nos recuerda que el compartir entre todos experiencias nos ayuda a crecer. Y en este campo mucho más.

En esta edición de la Escuela uno de los aspectos más valorados ha sido el poder escuchar a personas que están en servicios o que han estado en servicios su experiencia. Se valoraba no solo la parte formativa teórica sino también esa parte práctica de escuchar la experiencia de otros hermanos en los servicios. No desdeñemos esta parte y escuchemos a aquellos hermanos que han estado antes y valgámonos de su experiencia para llevar adelante nuestro servicio. Un fuerte abrazo y seguid sin bajar la guardia.

La sed de nuestros hermanos constituye un desafío a convertirnos a lo esencial
(José Tolentino Mendonça)