Boletín 611, abril de 2017
Compartimos el artículo que se publicó en nuestro boletín número 611 de abril de 2017 en la sección «documentos asociativos» escrito por nuestro anterior Consejero mundial.
El artículo 40 del Estatuto de nuestro PVA en su apartado 1 nos dice: “los Directorios son disposiciones particulares de la Asociación para adaptar el Proyecto de Vida Apostólica al funcionamiento concreto en las diversas realidades territoriales. Los aprueban los respectivos Consejos y lo ratifican los Consejos de ámbito inmediatamente superior, que deberán garantizar su conformidad con las disposiciones del Estatuto y del Reglamento”. Estamos ante una novedad dentro de nuestra Asociación que no la hemos tenido antes. Se nos habla de adaptación a la realidad territorial que tendremos que discernir e interpretar.[…]
Ya hemos citado el texto exacto que aparece. En el primer punto ya se nos da una pista muy importante: “son disposiciones particulares de la Asociación para adaptar el PVA al funcionamiento concreto en las diversas realidades territoriales”. Ya tenemos una primera pista, nos está diciendo que es posible adaptar el PVA a la realidad territorial. ¿Pero que adaptamos, todo lo que dice el PVA? No. Es muy claro, no tenemos que adaptar todo sino sólo aquello que esté relacionado con el funcionamiento. Esto es, aquellas áreas que tanto en el Estatuto como en el Reglamento necesiten adaptarse a la realidad territorial.
Este párrafo nos lleva a decir cosas que no debe hacer un directorio. Una cosa que no debe hacer el directorio es repetir lo que ya está puesto en nuestro PVA. […]
[…]Estos directorios deben hacer vida el artículo 34 del Estatuto del PVA donde podamos asegurar la eficacia de nuestra acción en nuestro territorio. Podemos correr un riesgo: “ir más allá de lo que pone el PVA”. Ese será el problema. ¿Qué se reconoce en un directorio? Esta es la pregunta que me gustaría que todos reflexionemos a la hora de sentarnos a discernir en el momento de elaborar nuestro Directorio. Una de mis reflexiones me hace pensar que el Directorio reconoce la unidad en la diversidad. No todas las personas somos iguales ni todos los centros son iguales. Y por elevación tanto las provincias como las regiones. Y esas diferencias las debemos manifestar y poner en valor.[…]
A la hora de plantear si mi centro, si mi provincia, si mi región debe tener un directorio propio reflexionemos sobre cuáles son nuestros puntos diferenciadores con otras realidades asociativas, trabajemos esos puntos, pongámoslos en un papel y si los organizamos armónicamente podremos llegar a tener nuestro Directorio. No miremos lo que han realizado los demás, miremos lo que necesitamos nosotros.