Diego Quesada Polo
Con motivo del 10º aniversario de la Carta de la Identidad Carismática de la Familia Salesiana de Don Bosco es importante releer este precioso documento que nace de la reflexión de nuestro querido don Pascual Chávez cuando estaba a las puertas del Bicentenario. Tiempo de gracia y renovación con una clara intención mantener el espíritu de familia; reavivando, fortaleciendo y orientando a los diferentes grupos de la FASA.
La Carta de la la Identidad Carismática de la Familia Salesiana de Don Bosco, es sin duda un regalo del Espíritu a la FASA y a la Iglesia. Una oportunidad para poner en valor los elementos característicos y diferenciadores en los cuales todos los grupos nos reconocemos en el carisma salesiano inspirado en San Francisco de Sales: la comunión, intercambio de experiencias, colaboración y visibilidad.
“Aquello que no se conoce no se puede amar”. Reconocer los elementos comunes e identidad propia en la: Iglesia, misión, espiritualidad, comunión y conocimiento.
Con la mirada puesta en Don Bosco y en el pasaje bíblico del Buen Pastor, del cual emana el lema “Da mihi animas cetera tolle”, fuente de la experiencia carismática y espiritual e instrumento de salvación para los jóvenes que desea impregnar en sus cuatro primeras fundaciones: SDB, FMA, SSCC, y ADMA. Después vendrán nuevos grupos con la originalidad específica , metodología de acción pedagógica, apostólica y campo de misión impregnado del carisma salesiano, multiplicando así los frutos del Espíritu entre los jóvenes.
Para nosotros, los SSCC, esta Carta nos plantea retos significativos de corresponsabilidad ante la gran expansión de la Familia Salesiana, llamada por el Señor a la misión juvenil, popular y misionera, donde el centro es la Buena Noticia presente en la promoción humana, la educación y la evangelización.
En el campo de la formación y misión de la Familia Salesiana, los SSCC, acudiendo al patrimonio común y a las especificidades propias, podemos distinguir elementos comunes, posibles convergencias y colaboraciones deseables. Potenciando momentos de formación en común, trabajo cooperativo ante la misión, aprender a pensar juntos, búsqueda del bien en sí mismo desde la verdad y caridad, compartir experiencias, orar juntos.
Un nuevo renacer bajo el impulso del Espíritu Santo, han visto en Don Bosco una vocación específica, enriqueciendo la comunión y ensanchado la misión salesiana, me refiero a los treinta y dos grupos presentes hoy en la Familia Salesiana.
También después de una mala cosecha hay que sembrar
(Séneca)