Borja Pérez Galnares
Tras un merecido periodo de descanso, ya está aquí septiembre con nuevos retos, o en algunos casos, nuevos bríos para afrontar nuestros habituales retos. Afrontamos el tercer año de lo que en el ámbito de la Región Ibérica de los Salesianos Cooperadores hemos llamado el Plan Llama, que no es otra cosa que nuestra propuesta de animación para la Región Ibérica de 2022 a 2025.
En ocasiones la propuesta de proyectos de animación, lemas de inicio de curso… resulta demasiado amplia: Nos llega el lema del ámbito provincial, el del centro, el de la Región, el de la inspectoría de salesianos y el de la de salesianas, el de la diócesis… Lo mismo pasa con los proyectos anuales y trienales. Os animo a entender esta múltiple oferta desde la complementariedad, entendiendo siempre que son herramientas que nos deben ayudar a crecer como salesianos cooperadores, siendo cada vez más auténticos y fieles a nuestro carisma, nuestra identidad y, por tanto, nuestro PVA.
Nuestro Proyecto de Vida Apostólica nos recuerda que son tres los ámbitos de animación y gobierno de nuestra Asociación: El local, el provincial y el mundial. Existe además un cuarto ámbito, sólo de animación, que es el ámbito regional. Nos lo recuerda el artículo 34.2 del Reglamento, cuando habla de la Consulta Regional como que “en cuanto órgano de animación, tiene como finalidad el servicio de una corresponsabilidad apostólica más eficaz entre los Consejos provinciales y el Consejo mundial. Toda Consulta regional comparte retos de apostolado y de formación en beneficio de toda la Región”.
Ése es por tanto nuestro propósito cuando desde la Región lanzamos proyectos para el año y propuestas varias que emanan de estos proyectos: Compartir retos de apostolado y formación, así como intentar ayudar a ganar en eficacia en la corresponsabilidad apostólica que compartimos en todos los ámbitos asociativos.
Para este trienio, desde el Plan Llama proponíamos, por un lado, recordar que, como una llama, debemos ser luz para los demás y ser ese calor que reconforta en el camino de la vida; también que somos llamados, como personas vocacionadas que, desde el carisma salesiano y el Evangelio, nos situamos para observar los retos de nuestro entorno e intentar dar respuestas. Y esta llamada la planteamos desde tres puntos de vista que nos ayudan a aterrizar todo esto en tres proyectos anuales concretos.
Estos dos primeros cursos pasados hemos compartido propuestas cara a entender cómo somos llamados a caminar juntos (2022-23) y a ser fermento (2023-24). Hemos mirado más hacia dentro, a nuestra identidad salesiana laica, a nuestros recuerdos en la Asociación (en la línea del año de la Memoria que dio inicio al trienio de preparación al 150 aniversario), al sueño de Don Bosco donde él mismo nos soñó y proyectó, a nuestra identidad comunitaria como parte de una gran asociación de hermanos…
Este tercer año proponemos ver cómo somos llamados a ser luz renovada para los demás. Renovando desde dentro todo lo que Don Bosco soñó para nosotros, podemos mirar un poco más hacia afuera, hacia los demás. Porque el regalo del carisma salesiano del cual somos custodios no nos lo podemos quedar, debemos ponerlo a disposición de toda la gente que nos rodea, siendo luz que ilumina, siendo ese fuego que reconforta. En septiembre presentaremos nuestro proyecto anual donde aportaremos claves concretas para poder llevar a cabo esta idea.
Os deseo un feliz curso.
Ensancha el espacio de tu tienda, extiende las lonas de tus moradas;
no te detengas, alarga tus cuerdas y asegura tus clavijas
(Isaías 54,2)