Borja Pérez Galnares
La llegada del verano nos lleva irremediablemente a pasar una página más al libro de nuestras vidas. Acaba un curso, que nos planteábamos con unos objetivos y retos en nuestros proyectos personales, en nuestro trabajo, en nuestra familia, y también en nuestra vida Asociativa, en este caso reflejados en una serie de propuestas y actividades dentro de nuestro Proyecto 2023-24 “Testigos de un Sueño”.
Es habitual en nuestra vida asociativa, en todos sus niveles -local, provincial, regional, mundial – aprovechar estas últimas semanas del curso para evaluar nuestros propósitos del año para poder seguir mirando al futuro.
Viendo la página que acabamos de pasar, os invito a que nos evaluemos desde algunas claves que nos ayuden a seguir creciendo, y no desde la rutina y monotonía de quien se siente obligado a hacer una revisión porque toca hacerla por la fecha en la que estamos.
En este sentido, os invito a pensar en torno a estas reflexiones desde el punto de vista de la calidad de nuestra vida cristiana, salesiana y asociativa:
La página que acabamos de pasar, ¿es una página en blanco? En ocasiones, dentro del vértigo en el que estamos inmersos en la vida cotidiana, nos dejamos llevar por la rutina y no conseguimos avanzar, comprobando en ocasiones que año a año nos establecemos los mismos propósitos, porque no hemos sido capaces de crecer y avanzar en su consecución.
La página que acabamos de pasar, ¿es una página en blanco en negro o tiene colores y matices? Muchas veces esta rutina en la que estamos inmersos nos lleva a hacer las cosas por inercia. Hacemos cosas, avanzamos, pero si realmente profundizamos en lo que hemos hecho, comprobamos que no hemos sido significativos, que nos hemos aportado nada nuevo. El Evangelio es novedad. ¿Somos testigos del Evangelio y testimoniamos por tanto esa novedad?
La página que acabamos de pasar, ¿tiene muchas tachaduras? La vida en general y la vida asociativa en particular está hecha de avances y retrocesos, de más curvas que rectas, de tropezones de los que nos podemos levantar. Estos tachones en la página que hemos escrito no son malos, si por medio de ellos hemos caminado hacia adelante.
La página que acabamos de pasar, ¿nos ha cambiado y seguimos siendo los de antes? La novedad del Evangelio nos obliga a renovarnos, a estar en constante actitud de conversión. No se puede poner el vino nuevo en odres viejos. Más aún dentro del escenario actual de constante cambio en el que vivimos y estamos obligados a dar respuestas. Cambiar implica siempre un esfuerzo, porque nos sentimos cómodos haciendo lo que siempre hemos hecho, aunque muchas veces ni nos planeamos si conduce realmente a algo. ¿Nos resistimos a ese cambio?
La página que acabamos de pasar, ¿ha cambiado las vidas de la gente que nos rodea? Ser salesiano cooperador no es un objetivo en sí mismo. Somos salesianos cooperadores para que, desde nuestro compromiso por esforzarnos en vivir el proyecto de la Asociación que se refleja en nuestro PVA que renovamos cada año al renovar la promesa, trabajemos por construir un mundo más fraterno.
Eso comienza por dar color a la vida de la gente que nos rodea, siendo significativos y no pasando desapercibidos, aunque a veces, como la levadura en la masa, no seamos conscientes de ello.
Os invito a volver a leer la última página de vuestro libro bajo estas claves.
La música llena nuestras vidas y nos hace mejores
(Luis Cobos)