Cristóbal Marín Martínez e Irene Blaya Huertas

Queridos hermanos en Don Bosco:
“Todos estamos llamados a ser santos” dice el Papa Francisco en varias ocasiones. Aseverando que “cualquier forma de vida lleva a la santidad viviendo en comunión con el Señor”.

En el PVA/E en el artículo 7, Testimonio de las Bienaventuranzas, en su párrafo 2º apartado 4 dice: “Por eso él, (salesiano cooperador), radicado en Cristo y consciente de que todos los bautizados están llamados a la perfección del amor, vive y da testimonio de:

  • la sexualidad según una visión evangélica de castidad, orientada a la delicadeza y a una vida matrimonial o célibe íntegra, gozosa, centrada en el amor”.

En el último párrafo dice: “Este camino de amor a Dios y a los demás es un camino seguro hacia la santidad”.

Los dos propósitos del matrimonio
La Iglesia enseña que en el matrimonio el acto conyugal, diseñado por Dios, tiene dos dimensiones con inseparable conexión: unitiva (bien de los cónyuges) y procreadora (procreación de los hijos). Separar un propósito del otro es desvincularse del camino de Dios.

Paternidad responsable
La Iglesia denomina, «Paternidad Responsable», a la llamada que se hace a los esposos a discernir la voluntad de Dios para su matrimonio, respetando su diseño para la vida y el amor. Es tarea de los esposos descubrir cuál es su motivación real.

Con base en “el orden moral objetivo, establecido por Dios”, los cónyuges pueden reconocer “plenamente sus propios deberes para con Dios, para consigo mismos, para con la familia y la sociedad” al decidir cuándo tratar de lograr un embarazo o decidir que hay razones suficientemente serias para justificar retrasarlo (cf. Humanae vitae, 10). Hoy, la Iglesia está bendecida con el hecho de que existan métodos científicos de planificación familiar natural (PFN), en apoyo de una paternidad responsable.

La Planificación Familiar Natural (PFN)
El mensaje de la Encíclica Humanae vitae de Pablo VI, hace hincapié en la necesidad de respetar la dignidad de la persona en la valoración moral de los métodos de regulación de la natalidad (cf. Amoris laetitia 90)

Los métodos de la PFN representan una planificación familiar auténtica. Pueden utilizarse tanto para lograr un embarazo como para posponerlo. La PFN hace uso de la abstinencia periódica de las relaciones sexuales basándose en la observación de las señales naturales de fertilidad de la mujer, a fin de espaciar los partos o limitar el número de hijos cuando hay una razón seria para hacerlo. Estos métodos de PFN requieren que las parejas aprendan, acepten y vivan con las maravillas de cómo Dios las hizo.

La apertura a la procreación en el acto conyugal implica “reconocerse, no somos árbitros de las fuentes de la vida humana”. Usar los anticonceptivos es un intento de ser tales, pues su objetivo es impedir la procreación. Son actos diferentes, en uno hay una relación conyugal, en el otro hay una relación anticonceptiva. Recordemos que los métodos de PFN pueden ser utilizados como anticonceptivos, convirtiendo la relación conyugal en un acto sexual sin más que impide la procreación.

Debemos formarnos y recordar que tenemos los COF, Centros de Orientación Familiar de la Diócesis en casos de necesitar ayuda.

Cárceles y caminos hacen amigos
(Marqués de Santillana)