Borja Pérez Galnares
Nuestro proyecto anual 2024-25 se plantea como una invitación a la misión, a ser sal y luz en el mundo con estilo salesiano, especialmente en las periferias, sintiéndonos enviados y en actitud de salida, más allá de nuestra zona de confort.
Los salesianos cooperadores somos seglares con estilo salesiano insertos en la realidad del mundo que nos ha tocado vivir y transformar en clave evangélica y salesiana, tal y como Don Bosco nos concibió, conforme al plan que Dios tenía para él y para nosotros; estamos llamados a ser luz en esta sociedad en la que vivimos, luz visible y significativa. Siendo testigos creíbles podemos construir un mundo mejor mediante nuestra presencia activa entre los jóvenes y familias y por medio de apostolados concretos.
Para poder ser luz que ilumine a los demás es necesario RENOVAR nuestro encuentro con Jesús, la luz verdadera que da sentido a nuestras vidas. En este sentido, entramos en sintonía con la propuesta que desde el ámbito mundial de la Asociación se ha lanzado para este segundo año del trienio de preparación al 150 aniversario de la Asociación: RENOVAR, a la luz de nuestra promesa y del PVA, nuestra identidad como salesianos cooperadores y la misión que emana de la misma.
“Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la luz de la vida”, nos dice Jesús en el Evangelio de Juan. Es por medio del seguimiento de Jesús y a través del encuentro con Él, luz del mundo, lo que nos habilita como luz para los demás. Seamos verdaderos seguidores de Cristo para poder llegar a ser luz verdadera. La oración, el cuidado de nuestra vida interior, la práctica sacramental…, son elementos a cuidar para hacer posible esta presencia de Jesús en nuestras vidas.
Jesús nos invita igualmente a no poner vino nuevo en odre viejos. Dejémonos renovar continuamente por la novedad del Evangelio y de nuestro PVA, libro de vida, para que seamos luz y testimonio de esa novedad. Ser odre nuevo nos habla de salir de nuestros viejos esquemas, mirando el mundo de hoy y sobre todo el de mañana con optimismo y esperanza, siendo capaces de dar nuevas respuestas en contextos diferentes a los que siempre hemos conocido. Ser odre nuevo nos habla de una actitud abierta y sobre todo de un encuentro permanente con el Señor que nos renueve y ayude a ser verdaderos testigos de la novedad del Evangelio.
Al igual que el seguimiento a Jesús y su Evangelio es nuestro punto de partida para poder ser verdadera luz, nuestro PVA es también un elemento iluminador. Concebido con un libro de vida más que como un Reglamento, en el Artículo 27.3 el Estatuto, cuando habla de la entrada en la Asociación, se nos recuerda que “la pertenencia a la Asociación comienza con la Promesa apostólica personal con la que se expresa el propósito de vivir los compromisos bautismales a la luz del Proyecto de Vida Apostólica”.
Os invito a que el encuentro con Jesús en la oración, en los sacramentos, en el encuentro con nuestros hermanos y en una vida vivida en clave evangélica con el faro del PVA como referencia, nos ayude a ser verdadera luz que ilumine el camino y la vida de las personas que estén a nuestro alrededor.
Toda vida verdadera es encuentro
(Martin Buber)