Antonio de la Flor Barbadilla y Teresa López Quirós
Hola Familia:
Deseamos y esperamos que te encuentres bien. Iniciados en un curso, llenos de esperanzas por salvar el momento que vivimos, no dejamos de mirar nuestro alrededor y descubrir las oportunidades que se nos ponen por delante.
Una de las imágenes que acompañamos a nuestro escrito, son balcones. Además del deterioro que muestran por el inevitable paso del tiempo, nos hacen mirar hacia arriba y trasladarnos con nuestra imaginación a las personas que, un día, se asomaban al balcón y observaban desde ese privilegiado espacio. ¿Qué observaban, veían desde esta altura? ¿procesiones y pasos durante la Semana Santa? ¿carreras populares? ¿cabalgatas de reyes? ¿mayores, jóvenes, bebes en sus carritos? ¿manifestaciones por la subida del pan, gasolina, luz? ¿hambre en el mundo?
Está claro que, desde la altura los toros, se ven de formas distintas. Bajar a la calle e implicarse en los asuntos en los que deberíamos poner nuestro grano de arena, tiene su riesgo, su tiempo, su compromiso. Delante nuestra, día tras día, oímos y observamos temas tan relevantes que nos hace parecer que estamos inactivos ante tantas miradas desde el balcón.
“No miréis la vida desde el balcón” es el título de un libro que este verano ha vuelto a caer en nuestras manos. Nada de tablet, de móvil, no, en papel. Aquí se nos propone, experimentar el sueño de una Iglesia: libre de mundanalidad espiritual; libre de tentación de congelarse en un marco institucional; libre del aburguesamiento, de la cerrazón en sí misma; libre, sobre todo, del clericalismo. Una Iglesia encarnada en este mundo, resplandeciente en los más pobres y sufrientes. Una casa abierta a toda la humanidad.
Nuestro Papa Francisco vive, con auténtica pasión, la entrega a este sueño que se lleva en el corazón y quiere que todos los creyentes, pero especialmente los jóvenes, viviesen con igual intensidad su arrojo misionero.
Francisco, no quiere que esta entrega sea en solitario. Él desea que nos impliquemos juntos en esta nueva aventura misionera: “¡salgamos, salgamos a ofrecer a todos la vida de Cristo! Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades”.
Si en estas líneas, descubrimos el protagonismo que tenemos que tener en cuenta, los jóvenes, los protagonistas, queremos trasladaros nuestra inquietud e ilusión por el trabajo constante que las familias tienen en su quehacer diario. Volviendo a ese balcón del principio, podemos también ver las familias que pasan delante nuestra y que sabemos poco o nada de cómo son, qué problemas tienen, ¿sufren, se divierten?
Os invitamos a descubrir esta vocación por acompañar a las familias. Francisco nos dice también “hay que saber mirar los retos, no desanimarse, “no mirar la vida desde el balcón”.
El próximo 23 de octubre, tendremos la oportunidad de descubrir los retos y propuestas que LA PASTORAL FAMILIAR tiene para nuestra asociación.
Responder a las familias es un sueño de Don Bosco también. Hay que dar pasos para animarnos, organizarnos, potenciando esta oportunidad al resto de la Familia Salesiana y teniendo en cuenta el proceso formativo y real de enlazar la pastoral juvenil con la familiar. Ahora queda ir dando pasos en nuestros centros, proponiendo a personas para dar el paso e ir formándonos para responder. Ánimo.
Nunca nadie va a ganar sin antes haber perdido mucho
(Ángeles López)