Rafael Villar Liñán

Nos encontramos en el inicio de un curso atípico. Recordarás que después del sobresalto que nos llevamos en el mes de marzo a causa de la pandemia, tuvimos que rehacer todos nuestros planes pastorales, nuestras reuniones de centro y de grupo. Todo se paró de repente.

Ahora, cuando asumimos que todo esto va para mucho más tiempo que lo que nos creíamos en un inicio, llega el momento de organizar un curso de manera diferente. Frente a la improvisación de marzo, llega la planificación diferente para un año diferente.

Si durante la primavera fantasma fuimos capaces de adaptar nuestros encuentros y ejercicios espirituales (con magnífico resultado, por cierto), ahora nos toca programar teniendo en cuenta la realidad. Ya no nos vale la improvisación, sino la previsión para que nuestras actividades tengan toda la calidad y riqueza que ya tenían, solo que adecuadas al tiempo que nos ha tocado vivir.

Veremos que nuestros Centros locales, colegios y centros juveniles tendrán que reducir sus actividades. Estaremos siempre con la incertidumbre de si será posible hacer tal o cual cosa dentro de dos semanas o si tendremos que tirar del plan B. Desaparecerán muchas actividades a las que estamos acostumbrados. Pero seremos capaces de sustituir todo eso con otras iniciativas que cubran los mismos objetivos.

Por suerte, la creatividad siempre ha sido una seña de identidad de nuestro carisma salesiano. Ya desde los inicios, Don Bosco siempre fue capaz de sortear todo tipo de dificultades para llevar a cabo su proyecto. Siempre encontró la forma de sobrevivir a pesar de la escasez de recursos o la persecución social a la iglesia en el Piomonte del XIX. Siempre tuvo la propuesta adecuada para cada momento. Y así estoy convencido que haremos nosotros.

Con esta creatividad seguro que somos capaces de encontrar los momentos para llegar a nuestros destinatarios, para tener nuestras reuniones de grupo y hasta para realizar unos ejercicios espirituales dignos de cualquier casa de espiritualidad. Podremos hacer un acompañamiento a nuestros hermanos e incluso celebrar una asamblea provincial como ya vivimos al final del curso pasado.

Solo nos quedará por superar un reto. ¿Recuerdas cuando al inicio del confinamiento todo eran propuestas e iniciativas? ¿Recuerdas que eran tantas que nos sentíamos desbordados? Pues nuestra creatividad no puede limitarse a tirar de la videoconferencia y los vídeos motivadores (aunque también haya que usarlos). Tenemos que buscar nuevos espacios que permitan desarrollar nuestras actividades con las medidas de seguridad necesarias. Adaptar nuestras dinámicas de trabajo a las videollamadas. Encontrar nuevos formatos para nuestros eventos. Y todo lo que se nos vaya ocurriendo, estoy convencido que los 2.000 salesianos cooperadores de nuestra región tendremos 2.000 ideas diferentes para que este curso no sea un curso en blanco.

Para recordar quién eres necesitas olvidar lo que otros te dijeron que eres
(Hernán Sabio)