Isabel Pérez Sanz

Adviento: preparar la Navidad ha de ser descubrir y compartir la esperanza que todos alentamos, siguiendo a Jesús de Nazaret. Un camino que recorremos juntos y viene marcado por algunas palabras: preparación vigilante, alegría, esperanza.

Cuando va a llegar un ser querido, lo esperamos “con alegría e impaciencia”, y nos preparamos, “nos ponemos manos a la obra”. “Así es con el Señor -subrayó el Papa – la alegría de su venida nos hace decir: ¿qué debemos hacer?”. Pero también afirmó Francisco, “Dios eleva esta pregunta a un nivel superior: ¿qué hacer con mi vida? ¿A qué estoy llamado? ¿Qué es lo que me llena?”. Y la respuesta -dijo- está en el Evangelio.

“Cada vez que intentamos volver a la fuente y recuperar la frescura original del Evangelio, brotan nuevos caminos, métodos creativos, otras formas de expresión, signos más elocuentes, palabras cargadas de renovado significado para el mundo actual.” (Evangeli Gaudium, 11).

Ésta es, quizá, la implicación más realista y profunda de nuestra preparación en este tiempo de Adviento: acercarnos al Evangelio. Caminar juntos, como creyentes, nos recuerda nuestra esencia como personas, y el SSCC es persona de escucha y relación, de camino en diálogo. El camino de Adviento será la oportunidad para descubrir y compartir la esperanza a la que todos contribuimos.

Preparemos la Navidad con gestos concretos hacia los demás, aunque sean pequeños, porque la fe no es una teoría, “toca la carne” y transforma la vida. Y el Evangelio es claro: “Cada vez que lo hicisteis con uno de estos hermanos míos más pequeños, conmigo lo hicisteis” (Mt 25,40).

El compromiso con los pobres es un camino que nos prepara porque, en Jesús, Dios se convierte en un ser humano pobre que nace en un establo. Jesús nunca fue ajeno al sufrimiento. Su misión era aliviar el dolor humano. Y cuántos SSCC están implicados en ello.

Así que no tengamos miedo de preguntar al Señor: ¿qué debo hacer? ¿cómo puedo contribuir al bien de la Iglesia y de la sociedad? Esto ha de ser el Adviento: detenernos y preguntarnos cómo podemos preparar la Navidad.

Nuestros grupos se humanizan en el seguimiento de Jesús, favoreciendo relaciones que sanen, que recreen. Esta experiencia convierte a los grupos de SSCC en referente para los jóvenes que desde el carisma concretan la realidad del Reino, y ejercen una atracción vocacional con su testimonio.

Esperanza: el Adviento nos invita a una mirada más positiva, mirada de fe sobre la realidad. ¡Cuántas dificultades hay en nuestras vidas! Ante el desaliento que puede aparecer en el camino de fe, nuestro corazón ha de vibrar con la certeza de que Dios camina a nuestro lado. Dios es nuestra esperanza.

Alegría: debe desbordar en cada miembro de la Familia Salesiana, revelando que Dios viene a consolar y animar a los pobres y excluidos. Una alegría que brota del corazón y se desborda, con una actitud de apertura y gratitud por la acción del Señor.

Con cariño ¡Feliz Adviento y feliz Navidad!