Antonio Lloret Calero

Cuatro pinceladas de tu vida (personal, familiar, laboral, espiritual, social,…) antes de entrar de lleno en la entrevista. No te enrolles mucho.
Me llamo Jesus Manuel Rodríguez, natural de Madrid, estoy casado con Mª Ángeles, también Salesiana Cooperadora, y tenemos dos hijas de 22 y 18 años. Pertenezco al Centro local de Atocha. Trabajo como gerente en una consultora tecnológica multinacional. En la asociación de salesianos cooperadores he sido secretario y coordinador local, secretario y administrador provincial, vocal de formación y secretario de la extinta SEJ (secretaria ejecutiva nacional) y Coordinador nacional de 1995 a 1999. Espiritualmente soy un apasionado de la oración contemplativa en la naturaleza. Y también soy un poco payaso. Concretamente los domingos que voy al hospital a repartir sonrisas como payaso de hospital junto a una banda de locos que nos hacemos llamar «El Circo de Piruleto».

Al grano y sin anestesia. ¿Qué es la Asociación para ti? Con sinceridad y realismo, por favor.
¿No queda muy pretencioso decir que es un estilo de vida? O mejor ¿un proyecto de vida? Pues eso es lo que es. En un momento de tu historia decides dar un paso, llamémosle promesa, y aceptas que como bautizado tu proyecto de vida será el de la Asociación de Salesianos Cooperadores. Y la fidelidad a ese compromiso te lleva a que la asociación forme parte de tu vida, marque el devenir de tu proyecto personal y que todo lo que eres y quieres ser se confronte con el proyecto de la asociación. Puede haber momentos buenos y momentos malos, situaciones agradables y otras no tanto, o circunstancias que te obligan a replantear tu futuro en la asociación. Pero, eso es la vida, un tobogán permanente en el que todo fluye y lo importante permanece. Y lo importante y transcendente en mi vida es, por este orden, mi vida como creyente gracias al don de la fe procedente del bautismo y mi pertenencia a la Asociación de Salesianos Cooperadores donde ese don se cultiva.

¿Qué crees que es lo mejor de nuestra Asociación a fecha de hoy? ¡Sin vergüenza, eh!
Sin lugar a duda lo mejor es el mantenimiento del carisma que Don Bosco nos dejó a los miembros de la Familia Salesiana y el grado de autonomía que como asociación hemos ido fortaleciendo en los últimos años. Decir que la fidelidad a Don Bosco es importante puede sonar un poco inane, pero creo que no es baladí afirmar que esa fidelidad es la que nos ha permitido y permite seguir construyendo “asociación” sobre unas bases sólidas y firmes. Y una asociación de carácter apostólico, como la de los salesianos cooperadores, puede caer en el activismo con mucha facilidad y vaciar de contenido lo esencial de nuestro sentido de pertenencia. Y créeme que he visto situaciones de miembros y grupos de la asociación donde el activismo, sin incardinarlo en la fidelidad a Don Bosco, ha conducido a abandonos de la misma.

Y para los que llevamos un tiempo en la asociación, y hemos vivido los sueños de tener una autonomía organizativa, la situación que vivimos ahora en muchos de nuestros centros y provincias es espléndida. Atrás han quedado los momentos de total dependencia del SDB o FMA de turno para seguir adelante. En estos momentos, la capacidad de gestión, de financiación y de organización es fabulosa en comparación a lo que vivíamos hace 25 o 30 años. Pero hay que seguir creciendo en este sentido de autonomía en la misión, y en el apostolado. Manteniendo siempre la fidelidad al carisma de Don Bosco, respetando lo que nuestro PVA nos marca sobre los papeles que cada uno de los miembros de los consejos tiene, pero avanzado en el crecimiento en la autonomía en la misión. Hace 20 años nos preguntábamos en un Congreso qué significa tener “obras propias” de la asociación. Y aún nos lo seguimos preguntando. Por lo tanto, hay mucho camino por recorrer todavía.

¿Dónde tenemos margen de mejora? ¡Sin miedo, eh! Las cosas como son.
Siempre adelante y siempre buscando ser mejores cristianos y salesianos más comprometidos con la común misión de la Familia Salesiana. A título personal, los salesianos cooperadores tenemos que seguir profundizando y contrastar el proyecto de vida personal con el PVA e incrementar nuestro sentido de pertenencia y compromiso con la asociación. Esto nos llevará, sin duda, a seguir consiguiendo metas en nuestro camino hacia la autonomía en la misión, para que tener obras propias completamente financiadas, gestionadas y sostenidas por la asociación deje de ser una utopía y se convierta en una maravillosa realidad. No se trata de competir con nadie, sino de dar respuesta a una necesidad apostólica que tiene la sociedad en la que vivimos. Creo que la asociación puede y deber ser el cauce para determinados procesos evangélicos y apostólicos que otros miembros de la Familia Salesiana no pueden realizar por diferentes motivos. Ahora bien, para eso debemos estar preparados, formados, con un nivel de autoexigencia en el sentido de pertenencia muy fuerte y con un nivel de autonomía aun mayor del que tenemos ahora mismo.

¿Qué crees que has aportado a la Asociación con el equipo que te ha rodeado en estos años? Sin creernos más de lo que somos, pero desde tu perspectiva.
Cuando estuve en la SEJ, tanto como vocal como coordinador nacional, lo que aportamos fue una ilusión tremenda y un camino que marcamos, junto con los miembros de la Consulta Nacional, para crecer en el sentido de pertenencia de todos los salesianos cooperadores y ser capaces de incrementar el grado de autonomía de la asociación. Recuerdo congresos muy vivos, con ponencias tremendamente trabajadas por los propios cooperadores de la región que permitían generar debates enriquecedores con retos que, en gran medida, se han ido cumpliendo con los años. Acabábamos de estrenar entonces el Reglamento de Vida Apostólica, nuestro querido RVA, que nos permitió crecer en nuestra espiritualidad, en nuestra visión apostólica, y en el sentido asociativo.

Desde tu experiencia, ¿Qué retos debe afrontar nuestra Asociación?
Creo que, aparte de lo dicho anteriormente, hay dos grandes retos que la Asociación debe afrontar y que necesitamos darle respuestas. Uno está relacionado con los procesos formativos actuales, quizás demasiado focalizados en las necesarias etapas de iniciación y donde encontramos siempre excusas para una formación permanente de la vida para la vida, y en la asociación. Sin ello, no seremos capaces de seguir dando los pasos necesarios en la autonomía apostólica. Para que se entienda mejor lo que digo, ¿tenemos un plan para formar cooperadores para colaborar en obras apostólicas propias? ¿Y para dirigirlas?

Otro gran reto es cómo tratamos a los miembros de la asociación en todas las etapas, facetas y fases de la vida. Esto aún no lo tenemos bien pensado ni consistentemente puesto en práctica. En muchas ocasiones aparcamos a cooperadores con el calificativo de “ausentes” o “inactivos” cuando la edad, la enfermedad u otras situaciones personales y familiares le impiden forma parte de la vida diaria de nuestros centros. Esto es más importante de lo que podemos pensar porque el futuro nos llega a todos y tenemos que ser capaces de que el PVA sea un proyecto realmente practicable en todas las situaciones de la vida y no solo en determinadas etapas. Aquí, los centros, su capacidad de ser núcleos vitales y nucleares de la asociación son fundamentales. Pero también, las provincias deben ser capaces de vertebrar la realidad asociativa, fomentar la vinculación de los asociados a la misma e incrementar los mecanismos de fraternidad. Somos cooperadores de un centro local que tiene que ser el núcleo fundamental de nuestra vida como salesianos, pero somos miembros de una asociación que va más allá del Centro local y que debe seguir creciendo en caridad apostólica.

Algo que no hayas dicho antes y que no puedes perder la oportunidad de decirlo.
Ser salesiano cooperador es una experiencia que merece la pena ser vivida. La entrega por los jóvenes y por los más necesitados no entiende de edad, ni condición personal, ni laboral. Siempre hay medios y mecanismos para entregarse por los demás. Y siempre es mejor hacerlo en compañía de aquellos que viven tu mismo carisma. Sea donde sea, y sea como sea. Tenemos una historia ejemplar, y un futuro extraordinario como asociación. Es cuestión de ponernos manos a la obra. Y todos somos fundamentales en este reto por los jóvenes.

Nunca discutas con gente estúpida, te arrastrarán a su nivel
y entonces te ganarán con la experiencia
(Mark Twain)

Mi conciencia tiene para mí más peso que la opinión de todo el mundo
(Cicerón)