María de Los Ángeles Rodríguez Escobar

Jaqui Lin se presentó en Factor X con un «quiero seguir siempre la voluntad de Dios» y “he venido para evangelizar».

Jaqui Lin es una artista católica de 30 años, artista católica, que actuó en el programa de Factor X, dando una visión musical muy especial sobre su propio testimonio de fe: «sentí que Dios me llamaba a una misión en concreto, con ese don que me ha regalado, que es la voz».

Ella es la segunda de cuatro hermanos que siempre ha vivido ensimismada con la vida. Muy genuina con todo lo que hace. Nunca tiene tiempo de aburrirse. Le gusta cantar, componer, escribir, customizar, pintar, y siempre trata de encontrar un momento para rezar y orar porque éste es el motor que todo lo mueve y enciende.

Entre las letras de sus temas compuestos y compartidos en esta edición de Factor X, encontramos: «Vivo mi soltería como una comprometida, no tengo anillo ni prisa, sigo a la Virgen María», «saldré a viajar y a San José le voy a rezar» y «Padre nuestro que estás en el cielo santificado sea tu nombre venga a nosotros tu reino hágase tu voluntad (pa-ra, pa-pa-pa)». Las redes sociales se convirtieron entonces en un hervidero, y no dejaron de comentar de estas frases.

El jurado del programa alucinaba con su puesta en escena y sobre todo con el anuncio de la palabra en esos registros. Concretamente uno de ellos (Luis Bárcenas) aseguraba que le había encantado y le dijo: «Ole tú por hacer una letra que probablemente no va con los tiempos que corren y demás”.

Según sus propias palabras podemos entender su compromiso católico a través del arte: “me siento llamada a escribir canciones que den gloria a Dios, que conecten con todo el mundo, ya que son canciones para todos los corazones, y que sean éstas las que hagan pensar. Mi música es el reflejo de mi corazón, donde cuento mis experiencias de vida, siempre impregnadas de esa riqueza espiritual. Lo que rebosa el corazón, lo habla la boca. El Papa Francisco dijo que hiciéramos lío, ¿no?”

La paz no es la ausencia de la violencia, sino la presencia de la justicia
(Aram I)