Luis Fernando Álvarez González

Transcribimos el artículo publicado en el boletín número 601 de mayo de 2016 en la página 59 donde Luis Fernando Álvarez González, ex Delegado regional de la ASSCC pone en valor el reto número 1 del III Congreso regional.

Reto 1: “Crecer juntos en la Espiritualidad Salesiana, haciéndola prioritaria en el itinerario formativo del Salesiano Cooperador y de los Aspirantes e integrándola en la vida diaria, para que nos guíe hacia un apostolado eficaz donde seamos capaces de dar una respuesta a los jóvenes de nuestro entorno, especialmente a los de las periferias»

La redacción de este Reto del III Congreso regional lo convierte, en mi opinión, en una pieza maestra perfectamente elaborada, para destacar con claridad que el centro y síntesis de la vida entera del Salesiano Cooperador es la Espiritualidad Salesiana. Y que ésta se sitúa además en el núcleo de la identidad laical y carismática del Salesiano Cooperador. Aquí tocamos lo esencial de nuestra vida. Por eso debemos hacerlo vida.
Una lectura atenta del Reto permite descubrir los siguientes ACENTOS:

  1. Crecer juntos. El III Congreso regional se ha propuesto lograr un crecimiento real de la Asociación en los próximos seis años. Es el primer acento: si no hay crecimiento sobreviene el estancamiento. Se trata de un crecimiento en la vivencia de la vocación laical salesiana. Y se trata de un crecimiento juntos, en el que quedan implicados los niveles personal, del Centro y de la Asociación en el ámbito de la Región Ibérica. Ello pide programación, compromiso personal y mecanismos eficaces de revisión.
  2. Haciéndola prioritaria. El segundo acento marca la prioridad de la Espiritualidad en la formación inicial y permanente de Aspirantes y de Salesianos Cooperadores. Notar que la prioridad debe ser siempre concreta en las metas, los medios y los procesos. Se vale necesariamente del proyecto personal de vida y del proyecto de Centro. Y requiere el cuidado práctico y sistemático, querido y buscado, de la vida interior de la Asociación. Eso nos va a exigir opciones de vida en los próximos 6 años.
  3. Integrándola en la vida diaria. Es el tercer acento. La nuestra es una Espiritualidad de lo cotidiano, que atañe a toda nuestra vida. Solo de ese modo puede la Espiritualidad ser “el corazón del espíritu de Don Bosco”, “la substancia de la vida salesiana”. Así integrada, la Espiritualidad “significa un dinamismo interior que impulsa al don y al servicio unificando toda la existencia”. Todo ello va experimentado, aprendido en la vida de cada día, compartido en el grupo y en el Centro, orando.
  4. Y nos haga capaces de dar una respuesta a los jóvenes de nuestro entorno, especialmente a los de las periferias. Este cuarto acento indica la esencial dimensión apostólica de nuestra Espiritualidad Salesiana, que “da eficacia salvífica a la acción educativa y evangelizadora”. Y se apoya firmemente en la “caridad apostólica dinámica”.

Finalmente, observar que este Reto 1, en palabras de D. Pascual Chávez, “es uno de los desafíos más serios, si no el más serio, de estos años”. Por eso, “se pide a los Salesianos Cooperadores la experiencia personal de Dios concientizada, buscada y profundizada, y la competencia para iniciar a otros, adultos y jóvenes en la experiencia de Dios. El seguidor de Cristo tuvo siempre un “secreto”, una historia para contar, una experiencia personal que comunicar, más que una doctrina que proponer: Dios “acontece” en la historia humana… Nosotros lo encontramos y experimentamos en la vida”. Gracias por invitarme a presentar este Reto 1. ¡Ha valido la pena!

Un mundo que se aleja de Dios no mejora por ello, sino antes al contrario, empeora
(Benedicto XIV)