SSCC Provincia San Francisco ÇJavier

Del 9 al 11 de diciembre se han celebrado en El Escorial las II Jornadas de Espiritualidad de la Familia Salesiana. En las anteriores jornadas de 2018 se consensuó un Decálogo para la Familia Salesiana que incidía en la Pastoral Juvenil y Familiar, y que ha servido como punto de partida para estas nuevas Jornadas.

En estas Jornadas, constatando la necesidad de dar respuesta a nuevas realidades sociales desde los grupos de la Familia Salesiana, el tema ha sido “Jóvenes vulnerables, refugiados y migrantes con la Familia Salesiana”. Hemos tenido la suerte de contar con casi todos los grupos de la Familia Salesiana con presencia en nuestra Inspectoría: SDB, FMA, SSCC, ADMA, EXA-DB/FMA, VDB, HHSSCC, ADS, HDB que nos han mostrado su labor educativo-social con los jóvenes y familias vulnerables.

D. Fernando García, Inspector SDB, en la ponencia inaugural “Fui forastero y me hospedasteis”, nos ha animado a ser evangelizadores con espíritu en nuestra Familia carismática, y nos ha dado pistas de los retos que tenemos como Familia Salesiana en torno a las necesidades de los jóvenes en sus situaciones de vulnerabilidad, a los que hay que dar respuesta como comunidad. Además, hemos podido escuchar el testimonio de destinatarios de dos proyectos que están en marcha en la actualidad: Elena, acogida ucraniana en la casa de Galapagar (Madrid), y tres jóvenes africanos acogidos en la casa Magone de Burgos. Su experiencia nos demuestra el buen trabajo que la Familia Salesiana está realizando.

D. Joan Lluís Playà, Delegado del Rector Mayor par la Familia Salesiana, nos ha presentado la carta del Rector Mayor sobre el alcance social de la misión salesiana, “¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!”. Nos insta a “seguir sacando brillo al carisma recibido de Don Bosco”, con propuestas de buenas prácticas en el trabajo social, sin tener miedo, siendo valientes como lo fue el propio Don Bosco, ya que esta tarea no es ya simplemente una opción: Jesús nos espera en los más pobres. En estas jornadas nos hemos dado cuenta de que estas acciones responden al carisma original que Don Bosco trató de iniciar con su Oratorio: ofrecer acogida, dar afecto, generar un ambiente de confianza y fraternidad a los jóvenes más vulnerables. Hoy la soledad, las migraciones, las guerras… nos obligan a ser continuos buscadores del rostro de Jesús en ellos. Tal como nos han transmitido, nuestra misión no es gestionar acciones, sino evangelizar con Espíritu y ser verdaderos transformadores de la realidad con nuestro carisma salesiano.

Las conclusiones, presentadas a modo de manifiesto, han mostrado la riqueza y profundidad del trabajo realizado estos días: Ante los jóvenes vulnerables, refugiados y migrantes la Familia Salesiana:

  • SOMOS: Partiendo de nuestras fuentes: el Evangelio y Don Bosco y del encuentro con el vulnerable, construimos en la Iglesia nuestra identidad cristiana y salesiana siendo profetas de la fraternidad.
  • MIRAMOS: Interpelados por la realidad en la que vivimos y que viven tantos jóvenes y familias, aprendemos a mirar y escuchar el malestar de los jóvenes para poder comprender y suscitar iniciativas y propuestas de educación y evangelización.
  • ACTUAMOS: Comprendiendo la complementariedad entre el testimonio evangélico y la eficacia de nuestras acciones sociales, damos respuestas carismáticas, somos referentes de vida y ofrecemos razones para vivir siendo acompañantes en el camino de la vida.
  • EN COMUNIÓN: Constatando que la Familia Salesiana es un vasto movimiento al servicio de los jóvenes apostamos por potenciar los espacios comunes de encuentro, reflexión y programación que han posible conocernos más, trabajar en comunión, acompañarnos y responder de manera coordinada a la misión común, especialmente en el voluntariado.

En conclusión, SOMOS Familia Salesiana que MIRAMOS Y ESCUCHAMOS el malestar de los jóvenes y sus familias, y ACTUAMOS cubriendo necesidades educativo-sociales, poniendo alma salesiana, EN COMUNIÓN como movimiento carismático.

Alabamos a Dios por la dedicación y cuidado que Benedicto XVI reservó a la vida religiosa
(Miguel Cabrejos)