Borja Pérez Galnares

Nos encontramos ya a mitad de 2024. Como todos sabéis, en 2026, coincidiendo con el 150 aniversario de la Asociación, celebraremos nuestro Congreso mundial, en el que además de celebrar nuestro primer siglo y medio, llevaremos a cabo las tareas habituales de un evento como éste, esto es, evaluar la marcha de la Asociación en los últimos años, proyectar el futuro para el siguiente sexenio y asistir a la nominación, por parte del Rector Mayor, del nuevo Coordinador mundial de la Asociación.

No obstante, dado que el último Congreso mundial fue en 2018 y a que en este Congreso se establecieron una serie de retos para la Asociación para el sexenio 2018-2024, es ahora cuando cumple este sexenio y debemos valorar el cumplimiento o no de esos retos que nos fijamos, qué fortalezas tenemos como Asociación y qué nuevos retos a futuro debemos plantearnos. Se da la singularidad de que, en base al hecho de hacer coincidir el Congreso mundial con el 150 aniversario, va a haber un periodo de 2 años, entre 2024 y 2026, para poder preparar adecuadamente esta mirada al futuro.

Entre los retos que surgieron del Congreso 2018 para la Asociación, particularizados para la Región Ibérica, en el documento final del Congreso se destacaron éstos:

  1. Desde el punto de vista de la identidad del salesiano cooperador, ofrecer una propuesta vocacional atractiva para los jóvenes de hoy.
  2. Desde la perspectiva de la formación, acompañar los procesos formativos en todos los niveles y etapas de la vida del salesiano cooperador; y ofrecer una mayor atención a la formación de formadores y responsables a todos los niveles.
  3. En lo que respecta a la misión, en primer lugar, cualificar la pastoral familiar como una dimensión específica de nuestra realidad secular dentro de la pastoral juvenil; además, salir de nuestros centros a las periferias (jóvenes y familias en dificultades) para después regresar con nuevas perspectivas como oportunidad para crecer en identidad asociativa.
  4. Relativo a los jóvenes, por un lado, promover a los salesianos cooperadores jóvenes como animadores de otros jóvenes, como corresponsables de la misión; por otro, desarrollar proyectos concretos para y con los jóvenes a la luz de las conclusiones del Sínodo sobre los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional; por último, comprometernos a hacer que la Asociación sea joven y acogedora en la forma en que se presenta a los jóvenes, mediante propuestas atractivas.
  5. Por último, relativo a la autonomía, reforzar ésta, pero sin dejar de trabajar en red con otros hermanos, con otros miembros de la Familia Salesiana y con organizaciones civiles y eclesiales.

Desde el Consejo mundial estamos trabajando en la evaluación de dichos propósitos y en preparar el camino hacia el próximo Congreso en el que podamos proyectar nuestro futuro con esperanza e ilusión, siendo conscientes de quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde queremos caminar. Os invito a que este trabajo no se quede en los altos niveles de la Asociación, y que cada uno de vosotros, cada centro, pueda igualmente valorar si identificamos estos desafíos como propios, y si creemos que hemos crecido en los últimos 6 años en estas dimensiones.

El Estado y la Iglesia son dos esferas distintas, pero siempre en relación recíproca
(Benedicto XVI)