Mónica Domingo Martínez
En este mes entrevistamos a nuestro nuevo Consejero mundial para la Región Borja Pérez.
Hola Borja. Para conocerte en una primera lectura, ¿puedes presentarte? (ciudad de nacimiento, familia, estudios, datos personales que quieras compartir con nosotros).
En primer lugar, decir que estoy encantado de responder a estas preguntas para que se me conozca un poco mejor. Nací hace 42 años en Santander. Estoy casado con Emma, también salesiana cooperadora. Entré en contacto muy pronto con la familia salesiana; a los 5 años entré al colegio salesiano de Santander, donde estuve estudiando hasta la etapa universitaria. En el ámbito salesiano he estado principalmente ligado a la pastoral juvenil, siendo primero animador de grupos en la casa salesiana de Santander, estando posteriormente vinculado a la coordinación del Movimiento Juvenil Salesiano en todos los ámbitos, inspectorial, nacional e incluso en la Secretaría Europea. Actualmente acompaño junto a Emma a una comunidad juvenil en la parroquia de Nueva Montaña en Santander.
A nivel profesional, soy Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y trabajo desde hace 19 años en una multinacional española del sector de la construcción y el desarrollo de infraestructuras. Los primeros 9 años desarrollé mi trabajo en Aragón, Navarra y La Rioja. Desde 2012 mi puesto de trabajo está en Madrid, aunque viajo frecuentemente. Por otro lado, nunca he perdido el vínculo con Santander, a donde regreso frecuentemente. De hecho, mi Centro local sigue siendo el de Santander.
¿Cuándo entraste en contacto con los SSCC? ¿Cómo descubriste que era tu vocación? ¿Desde cuándo eres SC?
No recuerdo realmente la primera vez que oí hablar de los salesianos cooperadores. Ya me sonaban, eso sí, como un grupo de laicos comprometidos con vivir al estilo salesiano, cuando a mí y a otro grupo de jóvenes animadores de Santander, nos ofrecieron formar un grupo de aspirantes, allá por 2004, como una forma de dar continuidad a un grupo de catecumenado que formábamos y que ya iba languideciendo. La mayoría hicimos la promesa y formamos parte actualmente del Centro Local de Santander. A principios de 2007 yo formaba parte de la Coordinación del MJS de España y estaba involucrado, como parte del equipo organizador, en la preparación del Campobosco Nacional que se iba a celebrar ese verano. Valoré la posibilidad de hacer la promesa en ese Campobosco como forma de dar un testimonio antes los 500 jóvenes que asistirían y hacerles visible en cierta manera la vocación del salesiano cooperador. Lo sugerí en mi Centro Local y Consejo Provincial, y la propuesta salió adelante. Así que tuve el gran privilegio de hacer mi promesa en agosto de 2007, durante el Campobosco Nacional, en la Basílica de María Auxiliadora de Valdocco. Recibió mi promesa don Pascual Chávez como Rector Mayor.
¿Puedes presentarnos tu Centro local? ¿Qué te gustaría compartir del mismo?
Formo parte del Centro local de Santander, que actualmente consta de 21 salesianos cooperadores con promesa y 4 aspirantes. Somos un grupo diverso, entusiasta por hacer cosas desde nuestra identidad laical con estilo salesiano, en el que hay un poco de todo: profesores del colegio salesiano, profesores de la pública, de Universidad, sanitarios, ingenieros, pensionistas… Una gran parte de ellos involucrados de alguna manera u otra en la Comunidad Educativo Pastoral de la casa, así como en otras parroquias, Cocina Económica… En los últimos tiempos estamos buscando la forma de ser más visibles también de forma colectiva, como centro, en la pastoral de la casa.
¿Qué significa haber sido escogido Consejero mundial en tu vida, en tu familia?
Un gran privilegio, que entiendo como un servicio de los hermanos de la Región y como un apostolado dentro de la Asociación. Principalmente implica poner los talentos personales que yo pueda poseer al servicio de la Asociación para intentar que den fruto y se multipliquen, siendo consciente también de que son muchas mis carencias y defectos, desde el convencimiento de que el gran equipo que tendré a mí alrededor las compensará con creces. A nivel personal y familiar obviamente supone un sacrificio por las implicaciones que tiene en tiempo y dedicación, aunque entendemos que merece mucho la pena, siendo conscientes de que recibiré mucho más de lo que pueda dar.
¿Qué aspectos positivos y negativos destacarías?
Lo más positivo es la posibilidad de poder aportar mis talentos y cualidades y ponerlos al servicio de los hermanos, y por supuesto el poder conocer a la Asociación y a la Familia Salesiana de forma más global. Obviamente es también muy positivo el camino recorrido por mis predecesores, que hace mucho más fácil la labor de animación.
Nuestra Región tiene un gran sentido de pertenencia a la Asociación y una gran vida apostólica, gracias al camino hecho y que recibimos ahora como herencia.
¿Qué mensaje quieres trasmitir a los SSCC de nuestra Región?
Creo que el principal mensaje es animar a todos los hermanos a ser lo más auténticos posibles y fieles a nuestra identidad y a nuestro PVA. Creciendo en identidad, fidelidad al Proyecto de Vida y sentido de pertenencia, lo demás irá llegando. Intentemos crecer en sentido comunitario para que nuestros centros sean comunidades abiertas a los jóvenes y familias de nuestro entorno.
Animo también a todos los Centros y Provincias a ser valientes y ambiciosos con las propuestas y proyectos que hagamos, a la par que pacientes en los resultados. Atendamos las cosas urgentes, pero no obviemos las verdaderamente importantes, que muchas veces requieren de paciencia para ver llegar sus frutos.
La Biblia nos presenta cómo el pueblo creyente supo confiarse en Dios
para superar las diversas crisis que iban amenazando su devenir
(Jordi Latorre)
Uno de los espacios más urgentes en el cuidar, ese ese mundo de relaciones
de ayuda que nos prestamos mediante la atención y la escucha
(José Carlos Bermejo)