Borja Pérez 

Estamos ya en el último mes de un año que ha avanzado rápido, y con ello nos metemos ya de lleno en el tiempo de Adviento, tiempo de espera, conversión y vigilancia, todo ello con el objetivo de fortalecer nuestra esperanza para poder ser testigos de la misma para los demás.

Como salesianos cooperadores y como Familia Salesiana, estamos llamados a vivir en estas claves no sólo en este tiempo de Adviento, si no en todo momento.

En 2021, metidos de lleno en el contexto de la pandemia, el Rector Mayor propuso como título de su Aguinaldo «Nos mueve la esperanza: ‘Quiero hacer nuevas todas las cosas’ (Ap 21,5)», donde Don Ángel nos invitaba, desde la realidad en ese momento incierta y pesarosa, a mirar al futuro movidos siempre por la fe y la esperanza, porque Dios en su Espíritu siempre haciendo “nuevas todas las cosas”, para poder de esta manera ser LLAMA para los demás, iluminando el camino, reconfortando con el calor, y así poder transformar el mundo en el que vivimos.

Vivir la vida desde la fe y la esperanza implica un encuentro con el Señor que transforme nuestros corazones para poder de esta manera transformar los de los demás, encontrando nuevas maneras de vivir que nos ayuden a elevar la mirada:
Un encuentro con el Señor que nos habla a través de tantas personas que han sabido caminar en la vida con esperanza, para poder de esta manera acompañar a jóvenes y familias en su camino hacia nuevas perspectivas de vida.

El Plan Trienal, que desde la Secretaría Ejecutiva Regional hemos propuesto para todos los hermanos de la Región, no pretende otra cosa que animarnos a hacer de nuestra vida asociativa un camino similar.

Escuchar y observar, junto con nuestros hermanos, la realidad donde vivimos, para poder transformarnos y ser siempre “nuevos”, a través del encuentro con el Señor para poder ser de esta manera sal y luz allá donde nos toque vivir, para intentar construir un mundo más fraterno desde una Asociación más fraterna.

En estas mismas claves se presenta, cara al año 2025, el Jubileo convocado por el Papa Francisco en Roma, bajo el lema “Peregrinos de la esperanza”.

Cuando en 2022 se presentó el logo del Jubileo se invitaba a través del mismo a “ser constructores de un mundo mejor, hacer de todo para que todos recuperen la certeza de mirar al futuro con ánimo abierto”.

Este Jubileo, que queda insertado de lleno dentro del trienio de preparación al 150 aniversario, es una invitación más a vivir de esta manera.

Os invito por tanto a caminar por la vida a través de estas claves que se nos proponen en Adviento, más allá del tiempo específico que dura este periodo de preparación a la Navidad.

Vivir en clave de conversión, que nosotros cooperadores podemos entender, desde el encuentro con el Señor en la oración, en los sacramentos, a través de las personas que nos cruzamos, como una conversión desde el PVA, es decir, siendo cada vez un poco más fieles a nuestro Proyecto de Vida Apostólica.

Ser testigos de la esperanza, sabiendo mirar al futuro con optimismo, sacando los mejor de cada situación, por compleja que sea, de cada persona que nos cruzamos. Para poder así ser fuerza transformadora del mundo en que vivimos.
Feliz Adviento.

La tradición no puede ser la adoración de unas cenizas, sino la transmisión de un fuego
(Roberto González-Monjas)