Borja Pérez
El pasado mes de mayo dimos inicio al trienio de preparación al 150 aniversario de la Asociación de Salesianos Cooperadores, bajo el lema “Un sueño, una promesa y el futuro: Recordar, renovar y relanzar”.
Este trienio de preparación nos invita a no mirar este 150 aniversario que está próximo como un acontecimiento en sí mismo, si no como una oportunidad para revitalizar nuestra identidad y misión como salesianos en el mundo.
Son varias las iniciativas que se están llevando a cabo en el marco del primer año de preparación, que hemos llamado el año de la MEMORIA, de RECORDAR de dónde venimos para entender a dónde queremos seguir caminando como Asociación para poder transformar el mundo en el que vivimos, desde las claves evangélicas, en un mundo mejor.
Una de estas iniciativas está siendo la de compartir testimonios vocacionales de hermanos salesianos cooperadores de todo el mundo contando cómo es su memoria de la Asociación. Cada mes, una Región de las que conforman nuestra Asociación en el ámbito mundial está liderando está iniciativa. Nosotros, como Región Ibérica, hemos compartido testimonios de algunos hermanos/as y Delegados/as durante el pasado mes de diciembre. Personas con un amplio recorrido en la Asociación que generosamente han querido compartir con nosotros sus impresiones. Comparto con vosotros algunas claves de mi propio testimonio en el contexto de esta iniciativa.
Por mi parte, memoria y recordar, en clave asociativa, me sugiere tres pensamientos:
- Una gran gratitud hacia todos aquéllos que nos precedieron, muchos salesianos cooperadores, Delegados, Delegadas y otros consagrados que han sido para mí referentes en vida asociativa y en fidelidad a un proyecto de vida. Algunos de ellos, la mayoría, siguen plenamente activos en nuestra Asociación; otros se han ido alejando de la misma; todos ellos me enseñaron eso de ser salesiano en el mundo dentro de una Asociación. La fuerza de su testimonio, sin duda, me ayudó a entender y querer esta vocación, mucho más que cualquier planteamiento teórico que se me haya presentado sobre ser salesiano cooperador o laico en la Familia Salesiana.
- Una mirada atrás hacia el origen de mi propio camino. En mi caso, y en el de tantos otros hermanos de nuestra Región, una vocación surgida de mi experiencia en la Pastoral Juvenil salesiana y el Movimiento Juvenil Salesiano, donde la vida compartida con salesianos, jóvenes, animadores, algunos salesianos cooperadores…, me ayudó a entender que Dios me quería como miembro de nuestra querida Asociación.
- La importancia de ser fieles, en una vuelta a las raíces, a la intuición original de Don Bosco cuando nos soñó, pensó y propuso como salesianos externos, salesianos en el mundo, dentro de un proyecto mucho más amplio, el de la familia salesiana. Porque Don Bosco nos quería juntos, a consagrados y a laicos, también a sacerdotes diocesanos, trabajando por la salvación de los jóvenes como parte de ese gran proyecto que el soñó y Dios le tenía encomendado.
Os invito por tanto a todos vosotros a mirar hacia atrás para descubrir de dónde venís y a dónde queréis llegar dentro de nuestra Asociación, con gratitud hacia los que nos marcaron el camino, recordando nuestra propia llamada. Y os invito sobre todo a mirar hacia atrás sin nostalgia y con mucha esperanza en un futuro que estamos llamados a construir juntos.
Sólo quien ha pensado lo más profundo tiene capacidad para vivir lo más vivo y actual
(Friedich Hölderlin)