Boletín 590, mayo 2015
En el número 590 de mayo de 2015 publicamos , como complemento al segundo año de preparación del 150 aniversario de la Asociación, un extracto significativo de un artículo de Benigno Palacias acerca de nuestro PVA.
El objetivo que me propuse para este curso fue profundizar y dar a conocer, no solo entre los Salesianos Cooperadores, sino entre todos los miembros de la Familia Salesiana nuestro Proyecto de Vida Apostólica.
Quiero invitaros a que os hagáis esta pregunta: ¿por qué no conocer tanto y amar tanto el PVA que llegaremos a desear darlo a conocer a todos cuantos nos rodean? Al fin y al cabo, los dones del Espíritu, una vez recibidos, no deben ser enterrados sino compartidos. Fruto de mi reflexión sobre este objetivo fue una seria de acciones formativas en diferentes momentos en la Provincia de Madrid.
Inicio con éste una serie de artículos relacionados con esta temática: El PVA, nuestro libro de la vida, así denominado por don Pascual Chávez en su presentación.
Como la tarea se promete larga voy a tratar de centrar y limitar mi ambición. Durante los primeros artículos me centraré únicamente en nuestro Estatuto, haciendo referencia, cuando así se vea estrictamente necesario, al Reglamento. Evidentemente, y como tenemos una historia en nuestra Región Ibérica sin la cual no podemos personalizar nuestro Proyecto de Vida, haré uso del Directorio de nuestra región cuando la ocasión así lo requiera.
Otra limitación que me gustaría hacer es que, cuando acometo mi revisión, tengo en mente a todas aquellas personas que se acercan por primera vez o que no conocen con mucha profundidad nuestro PVA.
La tercera limitación que quiero realizar es que yo no soy ningún experto en el Proyecto de Vida Apostólica. Por lo tanto, mi análisis puede estar sujeto a debate, puede ser contradicho y también revisado. En definitiva, acometo esta tarea desde la ilusión, tratando de hacer vida nuestro Proyecto, en definitiva, tratando de hacerlo mi Proyecto. Es mi deseo que estos artículos sirvan, si no lo habéis hecho ya, para iniciar un tiempo de lectura, dialogo y profundización en la que es “la base y el lazo para conservar la uniformidad y el espíritu” de nuestra Asociación, tal y como escribe el propio Don Bosco en el Reglamento original a los Cooperadores Salesianos.
Y como de emociones trato quiero comenzar con dos muy concretas: satisfacción y preocupación. Preocupación porque es un texto normativo largo y complejo que debe ser desmigado con mucha paciencia y sin prisas, pues, de lo contrario, nos puede angustiar y echar hacia atrás en nuestro intento de acercarnos al pensamiento que nuestro padre fundador tenía para todos aquellos que querían trabajar “con la fracción más preciosa de la sociedad”. Y satisfacción por darme cuenta de la gran riqueza que posee este texto en 162 páginas.
En este primer artículo comparto con vosotros dos ejercicios que podéis realizar en este camino que iniciamos: la lectura atenta de las presentaciones del PVA, tanto de la Coordinadora mundial Noemí Bertola como del Rector Mayor Emérito, don Pascual Chávez, y la lectura paralela del PVA “ad experimentum” con el actual PVA.
De la presentación del PVA quiero transcribir un párrafo de las palabras de Noemí Bertola que me está haciendo reflexionar mucho y que me parece importante compartir con todos vosotros: “Los jóvenes, las familias, los excluidos, los pobres siempre están a la espera, con creciente ansiedad, de la respuesta concreta que solo puede venir de aquellos que quieran colaborar con Dios en la realización, aquí y ahora, de un Reino de caridad y Justicia”. ¿No os incomoda esta exhortación? ¿No os hace querer ir más allá? A mí sí.
Por otro lado, ¿Por qué os invito a hacer la comparación lingüística entre los PVA? Básicamente para que caigamos en la cuenta de en qué expresiones pone el acento nuestro Proyecto y, por lo tanto, cual es la línea clara aunque sutil que nos propone. Los términos que usa y las expresiones concretas con las que nos quiere comunicar cada idea están sabiamente escogidas. Y para muestra un ejemplo: ¿Cuáles son las tres palabras, desde el punto de vista creyente, que más se repiten a lo largo de todo el PVA? Espíritu, compromiso y comunión. Creo que con estos tres términos nuestro camino promete grandeza.
Por hoy nada más, hermanos. Con el deseo que celebréis la fiesta de nuestra Madre Auxiliadora y con el gran gozo de llamarnos hijos suyos.
Si no ahora, ¿cuándo? Si no aquí, ¿dónde? Si no nosotros, ¿quién?
(John Fitzgerald Kennedy)