Boletín 562, diciembre 2012

En el número 563 de enero de 2013 transcribíamos la segunda parte de la ponencia de Don Pascual Chaves en el IV Congreso mundial de Salesianos Cooperadores.
En este artículo hacemos un extracto representativo de lo publicado.

Hay un lema en latín que dice “Ubi societas, ibi ius”. “Donde hay una sociedad, debe existir un derecho”, es decir, algo que (escrito o no) es un código que viene a regular la proporción de miembros, sus derechos y deberes, el funcionamiento, todo con el objetivo de una pacífica, serena y fecunda convivencia. En el caso de la Asociación de Cooperadores, Don Bosco mismo quería desde el comienzo dotarla de un Reglamento para facilitar el funcionamiento y garantizar la misión encomendada.

El Proyecto de Vida Apostólica define el perfil del Salesiano Cooperador, de forma que lo hace de forma adecuada a su vocación y misión. Esto es el resultado de un proceso de identificación que poco a poco le va dando su identidad y tono a cada uno de los miembros de la Asociación. Los rasgos más característicos son los de:

  • Una persona rica en humanidad, un elemento típico del humanismo optimista de San Francisco de Sales, lo que conduce a una visión positiva de sí mismo, de la realidad, de la Iglesia, del mundo, por que enseña a ver a Dios en todas las cosas y verlas con los ojos de Dios.
  • Un bautizado, con inmenso amor a la Iglesia, que vive con alegría, gratitud y responsabilidad su condición de hijo de Dios, discípulo de Jesús, inserto en la realidad temporal con clara identidad y prácticas de vida cristiana.
  • Un Salesiano en el mundo, según la intuición original de Don Bosco, que lo quería como un apasionado colaborador de Dios a través de las grandes opciones de la misión salesiana: la familia, los jóvenes, la educación, el sistema preventivo, el compromiso social y político.

En términos concretos, ¿Cómo veo hoy al Salesiano Cooperador y a la Salesiana Cooperadora?: como personas dedicadas al bien común que trabajan en el ámbito político, social y humanitario

  • con atención privilegiada a los pobres, los excluidos, a los enfermos, a los marginados de todo tipo, lo que requiere apertura de corazón;
  • comprometido a dar vitalidad a la Iglesia, haciendo operativos los proyectos de bien de la Asociación, en diferentes niveles, con verdadera actitud de servicio;
  • con una fuerte espiritualidad laical para que puedan convertirse en educadores santos capaces de formar en la vida evangélica y la participación en los sacramentos.

En suma, es necesario un nuevo Salesiano Cooperador que responda mejor, hoy, al cambio de las condiciones de la historia, con la intuición y la voluntad original de nuestro amado padre y fundador.

San Juan Bosco es el Santo educador, llamado comúnmente “Padre, Maestro y Amigo de la Juventud”. Para toda la familia salesiana y por lo tanto, para la Asociación de Salesianos Cooperadores.

Hay suficiente en el mundo para cubrir las necesidades de todos los hombres,
pero no para satisfacer su codicia
(Gandhi)