Antonio de la Flor Y Teresa López

Hola FAMILIA.

Escuchando un programa de radio, nos vino este artículo que compartimos con vosotros. Comenzando con un articulo en “libertad-religión” por el obispo de San Sebastián, Monseñor Munilla que decía: «Dios está plenamente implicado en los matrimonios». Todas las vocaciones se iluminan mutuamente a vivir su vocación. Ya hay matrimonios canonizados. En un matrimonio se ilumina el uno con el otro, y esto es muy importante porque así se solucionan malos hábitos.

Vamos a intentar sanar malos hábitos en el matrimonio:

  • Criticar continuamente al otro.

Ver solo cosas negativas, eso es un agujero negro en el que se desintegra toda la energía, en el matrimonio, en los hijos, en los vecinos, etc. Esto roza el perfeccionismo y eso no es bueno para el matrimonio.

El Papa está en contra de las quejas. Tendríamos que hacer una lista de las virtudes y los defectos del otro, para cuando nos enfadamos, valorar esa lista y poder avanzar, seguro que hay muchas virtudes en esto nos tenemos que agarrar, a veces los defectos nos ciegan y no nos dejan avanzar.

  • Dividirlo todo.

Lo de él y lo de ella, las aficiones, los amigos, los compañeros etc.. esto es malísimo. Hay que compartirlo todo. Donde está tu tesoro, está tu corazón. Cuando nos casamos pertenecemos al otro sin pasarnos, con sentido común. También es verdad que para esto se necesita tiempo, formación y, por que no, un entrenamiento, ver la cara de Dios en el otro.

  • El matrimonio en espera mientras se cría los hijos

Los hijos no necesitan un super padre o una super madre, disfrutad del día a día, dedicando unos momentos al día, hay que buscar momentos; por ejemplo salir a cenar aunque sea una horita o menos, pero dedicarlos a nosotros y disfrutar con cariño, cuidarse uno del otro para que nos siga gustando el otro, hay dificultades pero apoyándose en Dios, verlos con Él, disfrutad todo lo que se pueda, porque los hijos vuelan y el matrimonio queda.

  • Guardar los rencores

En el Salmo 129 dice “si llevas cuentas del mal quien podrá resistir”.

De nuevo el PAPA dice: “Perdón permiso y gracias.” Todo tenemos que hacerlo por educación. Pero también en nuestro matrimonio.

Perdonar infinitamente y no guardar rencores. Cuando en el matrimonio no se perdona, entra en el egoísmo, en el enfado, hay que perdonar, aunque se tenga razón. Hay que aprender a perdonar y a pedir perdón. Realizando este ejercicio, el matrimonio mejora. Dios nos da la herramienta para esto, reconciliación, eucaristía. Acompañamiento.

Nadie tiene mayor autoridad moral, que el que perdona. A veces nos complicamos la vida por tonterías, no merece la pena. El evangelio nos transmite la luz: sé humilde y pide perdón, aunque no tengas la culpa.

  • Confiar más en los sentimientos que en los compromisos.

El amor busca compromiso, estabilidad para siempre, el romanticismo solo no es válido “amar “con el corazón de Jesús, amar como Él nos amó, en las alegrías y en las penas.

El matrimonio tiene un proyecto, una ilusión, una decisión un compromiso, encontrar a una persona que piensa como tú, hay que cuidarlo, trabajarlo, buscar ayuda si es preciso, ser coherente con la decisión que hemos tomado, hay momentos muy complicados que todo se derrumba, es muy difícil sacar un matrimonio si no está Jesús en el centro.

Tenemos un modelo de familia de amor verdadero que nos presenta el evangelio: «La Sagrada Familia».

Es por ti por quien Jesús se cansa en el camino
(San Agustín)