Boletín 492, junio 2006

Transcribimos el artículo publicado en la página 54 de nuestro boletín de julio-agosto de 2006 en la sección «Nuestros Hogares DB» donde los queridos Juanma y Toñi (Vocales nacionales de HDB) desgranan su experiencia en las Jornadas de Espiritualidad que se celebraron ese año en Roma.

Seguimos, poco a poco, transmitiendo la riqueza de las Jornadas de Espiritualidad de Roma 2006.

Valoramos mucho las vivencias y experiencias de aquellos días y por eso queremos compartirlas con todos vosotros.

El mes pasado hablamos de la importancia que Don Bosco daba a la escucha dentro del Oratorio y en la familia. En esa misma línea, hoy vamos a centrarnos en la acogida.

LA ACOGIDA

“Vivir la acogida”. El sistema preventivo es pedagogía de la acogida gratuita y desinteresada. No es una simple intuición teórica, sino que llega a ser un modo de educar a los jóvenes, cuando se cumplen algunas condiciones.

  • Creación de un clima de relaciones interpersonales amistosas entre jóvenes, padres y educadores, en el que prevalece la confianza recíproca, la espontaneidad, el diálogo, la participación.
  • Aceptación de los jóvenes talo como son, sin demasiados filtros para seleccionar la entrada y la salida de un ambiente salesiano. Al igual que en la familia, se aceptan los hijos tal y como son, si bien es importantísimo valorar a cada uno para darle la posibilidad de emprender un camino educativo.
  • Acogida no es sinónimo de silencio educativo o de ausencia de propuestas sino que significa hacer posible, con decisión y fantasía, que se encuentren factores como: mundo juvenil, fe, tradición y cultura religiosa. La confianza en la persona, en los padres, en los educadores es punto de partida para toda relación educativa.
  • Confianza en las fuerzas del joven para el bien: Cualquiera que sea la situación en que se encuentren, hay en el interior de la persona recursos que, convenientemente avivados y alimentados, pueden hacer surgir la energía necesaria para superarse. Fue la experiencia de Don Bosco al visitar las cárceles, manifestada en esta máxima: “En todo joven hay un punto accesible para el bien”.
  • Fuerza del bien presente en la persona. Para poder desarrollarse, necesita un amor liberador de tipo educativo. La persona sola, más que nunca en la sociedad compleja y pluralista de hoy, sobre todo si se trata de niños y jóvenes, no consigue expresar las energías que lleva dentro, ni llegar a la gran experiencia madurada por el hombre y recogida en la historia.

Si Don Bosco afirmaba: “Me basta que seáis jóvenes para que yo os ame mucho”, vivir según el estilo salesiano hoy es equivalente a sentir simpatía y voluntad de contacto con todos los jóvenes, de modo que el padre, el educador, sea para cada uno/a espera acogedora y presencia activa y testimonial.

Don Bosco habla de la <<amorevolezza>>, porque el amor es el que da sentido a nuestra vida, y la generosidad para aceptar hijos y jóvenes tal como son.

Como conclusión de esta reflexión sobre ser padres y educadores ACOGEDORES, pidamos al Señor estar siempre preparados a acoger a nuestros hijos en la adversidad, en el dolor, en el sufrimiento y sepamos educar en el amor, en la fe y en la razón; que sepamos educar sin abandonar nuestra responsabilidad de padres en una permisividad dañosa para los hijos.

Cuando a muchos de vosotros os llegue el Boletín estaremos celebrando el Encuentro de Familias con Benedicto XVI. Este Encuentro está preparado para que sea una manifestación gozosa y alegre para las familias de todo el mundo y una fuerza esperanzadora en la transmisión de la fe.

La humildad es una característica innegable del Papa Francisco
(Gloria Liliana Franco)