Mónica Domingo García

Seguimos con el viaje por las Bienaventuranzas. Este mes hacemos parada en la cuarta:
Bienaventurados los centros locales que animan y acompañan a los demás grupos de la FASA, porqué cuatro cuerdecillas entrelazadas tienen la fortaleza suficiente para arrastrar lo que se propongan.

Como bien sabéis, esto de escribir no es mi fuerte. ¿Por dónde empezar? He releído las anteriores reflexiones de mis hermanos de la SER, y he resaltado una palabra de cada una de ellas: brújula, reinventarte, fidelidad y Diócesis. ¿Cuál será la palabra a destacar de mi reflexión? Esto os lo dejo a vosotros. Espero que cada uno, en forma de lectura o reflexión, podáis hacerlo.

En el póster de las Bienaventuranzas destaca esta imagen:


Si la miramos detalladamente podríamos identificar a todas aquellas personas que son nuestra familia: o bien representativas de nuestros centros; o bien grupos de nuestra Familia Salesiana.

Tal y como dice el mismo texto de la Bienaventuranza, el centro local debe animar y acompañar a la FASA; y también viceversa.

El Centro local podría ser el hermano pequeño que siente la animación y el acompañamiento de los otros hermanos, que son los grupos de la FASA.

Con el paso del tiempo, este hermano pequeño crece y entonces es él quien anima y acompaña, también, a los hermanos.

Si la FASA establece lazos de comunión y de fraternidad, porqué los unos han cuidado de los otros, entonces seguro que son brújula, los unos para los otros; que nos podremos reinventar ante las diferentes situaciones de la vida; que seremos fieles a nuestra Carta de Identidad; y que trabajaremos juntos, en sinodalidad, por y para nuestras Diócesis, cada uno haciendo un servicio allí donde sea enviado.

Y es aquí donde aparece otra imagen implícita en el mismo texto de la Bienaventuranza: un cordel.
Un cordel es una cuerda ligera que tiene fibras, y estas están retorcidas entre sí y, a la vez, trenzadas entre ellas.

Estas trenzas (cuerdecillas) se hacen en dirección contraria a la de su giro, y esto provoca que este cordel sea muy resistente, que no se deshaga y sea muy flexible.

Este cordel podría representar aquello que Don Bosco soñó para nosotros. Cada una de las fibras son los diferentes grupos de la FASA. Cada una, por sí misma, da la sensación de poca cosa, de sencillez y de debilidad.

Pero es cierto que si formamos una sola cuerda, podremos mostrar fortaleza, realizar todo aquello que nos propongamos, ser una FASA fuerte, firme, con identidad, flexible… y podremos dar respuesta a cualquier reto.

Os dejo unas preguntas a modo de reflexión.

  • Yo, como SC, ¿soy una fibra o me siento parte de una cuerdecilla? ¿O de un cordel?
  • Con mis hermanos del centro, ¿consigo entrelazar todas las fibras? ¿Consigo una buena cuerdecilla, un buen cordel?
  • Mi centro, ¿es un hermano pequeño que aún no puede andar solo? O por el contrario, ¿ya ha crecido y se ve capaz de animar y acompañar a sus hermanos?
  • Y si es así, ¿animamos y acompañamos a nuestros hermanos de la FASA que conviven con nosotros?

Ojalá, en este 2024 que acabamos de empezar, seamos una cuerda bien fuerte, entrelazada y trenzada para poder “arrastrar” todo aquello que nos propongamos. Feliz 2024.

Estén cerca de todos, especialmente de los más frágiles y menos afortunados
(Papa Francisco)