Raúl Fernández Abad

Entramos en el mes salesianos por excelencia: mayo. Y entramos en la recta final, en el último sprint donde le podemos ganar segundos a nuestra maca tras la carrera. Es una carrera que empezó hace siete años y que concluye el próximo junio con el Congreso regional.

En este momento me encuentro escribiendo la relación del Estado de la Asociación en nuestra Región con la ayuda de las ideas que han enviado los Coordinadores provinciales y lo miembros de la SER. También con la ayuda de todas vuestras aportaciones a la revisión del documento final del III Congreso regional tanto a nivel personal como de centro como de provincia.

Y ante estos dos momentos, escribir la relación final de mi servicio y el mes de mayo me surge esta reflexión que quiero compartir con vosotros : «¿Cómo es nuestra vida espiritual?»
Don Bosco en su primer Reglamento nos pide a los Salesianos Cooperadores una serie de prácticas religiosas:

  1. Que su vida se asemeje a la vida religiosa: modestia en el vestir, frugalidad en las comidas, sencillez en las habitaciones, moderación en sus palabras…
  2. Hacer Ejercicios Espirituales una vez al año y el ejercicio de la Buena Muerte una vez al mes.
  3. Rezar diariamente un Padre Nuestro, Avemaría y Gloria a San Francisco de Sales según la intención del Santo Padre.
  4. Acercarse con la mayor frecuencia posible a los Santos Sacramentos de la Confesión y Comunión.

Os animos a que, en un primer momento, releamos nuestro PVA y busquemos si estas ideas se siguen recogiendo en él. Os animo a bucear en el Capítulo 3 de nuestro Estatuto y nuestro Reglamente, entre otros lugares.

En un segundo momento miremos a nuestro interior en nosotros mismos. Hagamos un examen donde verifiquemos nuestra vida espiritual con lo que se nos recomienda desde el Reglamento de Don Bosco y desde nuestro PVA. No es momento de buscar defectos, excusas, es un momento de entrar en contacto con el Señor. Es un momento de reflexionar, de analizar y establecer prioridades en nuestras vidas. Pero esta reflexión no se puede quedar solo en un revisar si hemos cumplido o no los objetivos cuantitativamente. No podemos utilizar las herramientas de chequear únicamente.

Yo os propongo que revisemos la calidad de mi vida espiritual. Estamos cerca del verano donde muchos tendremos la oportunidad de descansar de un año agotador, de desconectar del ámbito laboral y dedicarme a disfrutar de una vacaciones merecidas. Es un buen momento para seguir trabajando en nuestra vida espiritual, no por mejorarla, sino para estar en contacto con el Señor.

En una conversación una persona, Angel Rodero, dijo: «me llama la atención en los musulmanes que expresan que uno no es buen musulmán si no reza, si no entra en contacto y en diálogo con Alá (Allah). Y me dejó intrigado y os lanzo la pregunta: ¿somos buenos cristianos si no rezamos, si no acudimos a los sacramentos con frecuencia…? Esa respuesta personal os la dejo a cada uno de vosotros.


En mi reflexión personal, que quiero compartir con vosotros, veo que tengo que mejorar en algunos aspectos de mi vida espiritual. Pero en el que tengo que mejorar es en darle la importancia debida a mi propia vida espiritual. Que tengo que darle su tiempo, su espacio. Que sea una necesidad vital en mi vida

Que María Auxiliadora nos ayude y nos guíe en este propósito durante su mes y el resto de nuestra vida. Un abrazo.

¿Sabes la noticia? Arroja fuera este mundo insensato.
Amando a los otros, amando al OTRO aprende a cambiarr
(F. Solleville)