Raúl Fernández Abad

Cuando estoy escribiendo este artículo se cumple un año de la celebración del Congreso de Laicos. Parece mentira pero ya ha pasado un año y tenemos que seguir trabajando en sus conclusiones.

En el número anterior confrontamos el primer anuncio con el Aguinaldo del Rector Mayor para este año.

En este artículo haremos lo mismo pero con el segundo camino. El título de este segundo camino o segundo itinerario es: «Acompañamiento: procesos de acogida y maduración con personas que, en proceso de búsqueda, desean vincularse más fuertemente con la Iglesia».

Como palabras clave se nos propone: proceso espiritual, encuentro, misericordia, cercanía, comunidad.

Una primera reflexión a la luz de estas palabras es:

  • ¿cuál es su significado para nosotros?
  • ¿Se encuentran estas palabras en nuestro espejo, en nuestro PVA?

Desde mi corazón resuena una palabra más: vocación. Una llamada del Señor a algo concreto y específico.

Necesitamos estar y ser acompañados en el crecimiento y en la maduración de nuestra vocación. Más los salesianos cooperadores porque nuestro Fundador nos quería asociados; nos quería que disfrutáramos e hiciéramos nuestra la idea de la vida comunitaria.

Nuestros hermanos salesianos están promoviendo desde hace ya una serie de años la cultura del acompañamiento a jóvenes. Y dentro de esta cultura de acompañamiento los salesianos cooperadores están acudiendo a los cursos que se ofertan en los diferentes niveles. Muchas veces no tenemos que crear sino compartir las experiencias que llevan adelante cualquiera de los grupos de Familia Salesiana.

Don Ángel nos hace en el Aguinaldo una lectura salesiana del momento actual, donde nos recuerda varias ideas y pautas:

  1. Cultura del encuentro.
  2. Redescubrir la fraternidad.
  3. No podemos dejar solos a los jóvenes.
  4. Los jóvenes nos piden presencia, atención, disponibilidad, acompañamiento…

Y una de las propuestas con la que nos interpela en este Aguinaldo es que la oración sea escuela de esperanza.

En nuestra espiritualidad Dios está no solo presente sino también cercano por lo que podemos entablar un diálogo sencillo de hijos a Padre. Con ello estamos dando vida a nuestra vida espiritual. No podemos dejar de cultivarla ni de practicarla.

Por ello tenemos que acompañar a los jóvenes y a sus familias también en este camino de oración donde, como nos pide nuestro Rector Mayor, ayudemos a aprender a rezar y recemos más y mejor. Y todo ello lo debemos hacer desde el acompañamiento y desde el ejemplo.

No solo debemos acompañar a los jóvenes en su discernimiento vocacional sino que también debemos acompañarles en este acercamiento simple y sincero al Señor en la oración. Pero para ello nosotros tenemos que practicar esta oración.

Por ello os planteo estas preguntas para la reflexión personal y de grupo:

  • ¿Cómo es mi vida espiritual?
  • ¿Dedico tiempo a la oración y a los Sacramentos en mi vida?
  • ¿Qué significa la oración en mi vida?

Empezamos en el mes de febrero la Cuaresma, sigamos en este mes de marzo con nuestra conversión y nuestra oración. Un fuerte abrazo.

Yo tengo confianza en ustedes, jóvenes, y pido por ustedes. Atrévanse a ir contracorriente
(Papa Francisco)