Pilar Clemente
El sábado 29 de junio nos acercamos con Mónica hasta Menorca para acompañar a nuestro hermano Sebastià Bosch, salesiano cooperador del centro de Ciudadela, en su ordenación como diácono permanente.
En la catedral, a las diez de la mañana, comenzó la solemne celebración presidida por el obispo Francisco Conesa Ferrer. Destacamos la preparación de la Eucaristía, la implicación tanto del grupo de salesianos cooperadores de Ciudadela, así como familiares, compañeros, catequistas y amigos que quisieron acompañar a Sebastià y que hicieron de su ordenación un momento especial. Se siguieron todos los pasos de la liturgia con mucha emoción, con la imposición de manos y vestiduras, la plegaria consagratoria, la letanía de los Santos, la entrega del libro del Evangelio, el beso del obispo y los diáconos… y se terminó con un gran aplauso, tan salesiano.
Un camino abierto al servicio de la comunidad de Menorca, un ministerio de servicio a Dios y a los fieles de la Iglesia de Menorca. ¡Felicidades, Sebastià! Ahora eres imagen viva del Cristo Servidor, con ese servicio como testimonio de tu vida espiritual, a los fieles de tu diócesis y especialmente a los más pobres.
No queremos olvidar la maravillosa acogida de los hermanos del centro, que compartieron con nosotras una estupenda comida y una agradable sobremesa. Comentar lo curioso que ha sido, en este momento tan especial, conectar Ciudadela y Huesca, los extremos de nuestra provincia, tan alejados normalmente de Barcelona y los grandes eventos.
Su ejemplo muestra de qué son capaces los jóvenes cuando se abren al encuentro con Cristo
(Mensaje del Santo Padre para la jornada mundial del migrante y del refugiado)