Joaquín Torres Campos
En el editorial del número de julio-agosto, nuestro querido Eusebio Martínez no dejó de dar las gracias empleando una y otra vez la palabra GRACIA. ‘Todo ha sido, es y será GRACIA’. Remataba su saludo evocando la acción de gracias por excelencia, la EUCARISTÍA, lugar y tiempo de encuentro ‘donde no hay distancias, solo hijos, hermanos, amigos’.
Quisiera que mis primeras palabras en el pórtico del boletín fueran también de agradecimiento profundo a la persona de Eusebio. Han sido años de plena dedicación a los Salesianos Cooperadores y a la entera Familia Salesiana. Pero considero que es el tiempo y el espacio, entregado y derramado cada día, como parte de su íntimo ser de salesiano y sacerdote. Pido al Señor le siga fortaleciendo y animando, ahora en la obra hermosísima de Orense, y que, desde allí, nos siga teniendo presentes y nos siga alentando como referente de una vida salesiana que merece la pena ser vivida y transmitida.
Considero una auténtica GRACIA ser su sustituto como delegado regional de Salesianos Cooperadores. Es un auténtico don que me llena de alegría y que me lleva a ponerme desde el principio a vuestra disposición en ese caminar juntos a la santidad, tras los pasos de Don Bosco, a lo que aludían también las palabras de Eusebio.
Conscientes de ser LLAMAdos, nos proponemos este año ‘compartir SU LUZ’. Dos acontecimientos de este primer trimestre del curso nos animan en este empeño:
- Del 2 al 27 de octubre se celebrará en Roma la segunda sesión del Sínodo de los Obispos sobre la SINODALIDAD, que tanto nos atañe como salesianos en el mundo, miembros activos en la Iglesia.
- El 25 de diciembre, Navidad, el papa Francisco abrirá la Puerta Santa de S. Pedro para iniciar el primer Año Santo jubilar ordinario de la Iglesia universal, al celebrar los primeros veinticinco años de este siglo, Año Jubilar de la Esperanza. Su lema: ‘Peregrinos de esperanza’. El Rector Mayor lo ha hecho suyo para el aguinaldo 2025: ‘Anclados en la esperanza, peregrinos con los jóvenes’.
Nos animamos unos a otros a compartir la LUZ del RESUCITADO, caminando juntos –SINODALIDAD-, viviendo muy especialmente este curso la ESPERANZA, virtud que parte de Dios Amor, que, uniéndonos a Él, nos lleva a dar razón de nuestra esperanza en el devenir diario con nuestros hermanos, los hombres y mujeres de hoy.