Isabel Pérez Sanz, FMA
La Iglesia de Cristo en misión en el mundo. Mes misionero extraordinario. Octubre 2019. El Papa Francisco pide que la Iglesia viva un tiempo misionero extraordinario, para “volver a encender el ardor y la pasión por la misión de Jesús, renovar evangélicamente la misión” en el centenario de la promulgación de la Carta Apostólica Maximum illud, del Papa Benedicto XV (30-XI-1919).
Propone el lema “Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo”, y expone que esta vida divina recibida en el bautismo como don, esta adhesión a la fe, es una riqueza que poseemos para darla, comunicarla, anunciarla; éste es el sentido de la misión.
Nuestra pertenencia filial a Dios no es un acto individual, es fuente de una vida nueva junto a muchos otros hermanos y hermanas. De ahí surge la conciencia de la missio ad-gentes que según el Papa Francisco debemos retomar, porque la Iglesia en salida exige una conversión constante y permanente. “Ha de ser hombre de Dios, quien a Dios tiene que predicar” (M.I). “La salida misionera es el paradigma de toda obra de la Iglesia” Evangelii Gaudium 15). Y nos preguntamos ¿cómo vivir los SSCC esta vida en misión? El Papa nos señala cuatro dimensiones:
- El encuentro personal con Jesucristo vivo en su Iglesia, en la Eucaristía, la Palabra de Dios, la oración personal y comunitaria;
- El testimonio de vida: de cada cristiano, de los santos, los mártires de la misión y los confesores de la fe, expresión de las Iglesias esparcidas por todo el mundo;
- La formación misionera: escritura, catequesis, espiritualidad y teología;
- La caridad misionera.
Queriendo aterrizar todo ello en nuestra vida diaria y leyendo la exhortación apostólica Christus vivit me decía, que no sabría decir nada mejor que lo que allí se presenta: ¿“A dónde nos envía Jesús”? No hay fronteras, no hay límites: Nos envía a todos. No es sólo para los que parecen más cercanos, más receptivos, más acogedores. Es para todos. No tengan miedo de ir y llevar a Cristo a cualquier ambiente, hasta las periferias existenciales, también a quien parece más lejano, más indiferente. El Señor busca a todos, quiere que todos sientan el calor de su misericordia y de su amor. Y nos invita a ir sin miedo al anuncio misionero, allí donde nos encontremos y con quien estemos, en el barrio, en el estudio, en el deporte, en las salidas con los amigos, en el voluntariado o en el trabajo, siempre es bueno y oportuno compartir la alegría del Evangelio. Así es como el Señor se va acercando a todos.» (Cfr. CV, 17)
¿No crees que es un buen plan para colaborar con el Espíritu en la transformación de nuestro entorno más cercano y en el “más alejado”? Todos nosotros SSCC somos llamados a ser mediaciones en el anuncio de la Buena Noticia, a “dar razón de nuestra fe y de nuestra esperanza viviendo con gozo nuestro ser hijos de Dios”.
Confiamos a María, nuestra madre, la misión de la Iglesia.