Cristóbal Marín Martínez e Irene Blaya Huertas

Apreciados hermanos y amigos:

La salud de una sociedad depende de la salud de sus familias, dicen los especialistas en familia. La salud de la familia depende de la salud de cada matrimonio. Una buena Pastoral Familiar empieza por una buena pastoral del matrimonio.

En el matrimonio, la célula más pequeña de la sociedad, es donde pueden aparecer problemas que, a veces, los cónyuges solos no saben solucionar.

Si el matrimonio es tan importante para la sociedad, ¿por qué no hacemos un chequeo a nuestro matrimonio? A lo mejor, descubrimos aspectos importantes y desconocidos. Algo trascendente para el futuro de nuestro matrimonio, para nuestra vida. Algo bueno para nosotros mismos. ¿Nos atrevemos?

El matrimonio no es difícil, ¡es humanamente imposible! Seguramente por eso Dios lo hizo sacramento. Y es que uno no puede estar loco de amor por una misma persona durante cincuenta años. A veces el nivel baja y a veces sube.
Para que el matrimonio perviva hay que luchar contra la rutina; mantener el interés o curiosidad por todo, especialmente por la persona que tienes más cerca, pero sin quedarte encerrado en ti mismo, sino sabiendo compartir alegría y buen humor; los momentos agradables de la vida, las fiestas, los amigos mutuos.

John Gottman, en su libro Siete reglas de oro para vivir en pareja, nos sugiere:

    1. No hay felicidad sin amor, no hay amor sin sacrificio.
    2. Es imprescindible mantener la admiración por la otra persona. A pesar de los mil problemas vividos, el otro debe seguir siendo valorado por sus virtudes.
    3. Hay que mantener el respeto mutuo, de palabra y de hecho: Tú y yo no somos más que una sola cosa; no puedo hacerte daño sin herirme.
    4. Se debe tener un proyecto común: un programa conjunto que se prolonga en los hijos.
    5. Tener relaciones íntimas satisfactorias son un lenguaje íntimo que se transforma con el paso de los años, pero que debe tener su sitio.
    6. La capacidad de perdonar al otro. La vida del matrimonio no va bien sin buenas dosis de olvido. El amor se perfecciona con el perdón.
    7. Es importante cuidar los detalles pequeños de la convivencia con esmero. Dice Rafael Alvira que, la familia es el lugar al que se vuelve cuando todos los demás se van. Donde nos quieren por lo que somos, con nuestros defectos y no por lo que aparentamos ser.

Luis Huete, profesor de Harvard, dice que la calidad de la relación es la calidad de la conversación. Una conversación es buena cuando hay presencia, es decir, cuando se ponen los cinco sentidos. Un matrimonio funciona cuando hay confianza para decirse las cosas y cuando hay respeto; cuando una persona se siente valorada y querida.

Para proteger el matrimonio es conveniente que cada uno haga examen de conciencia de su comportamiento como cónyuge, especialmente de sus malhumores, sus faltas de respeto hacia la otra parte, sin sentirse víctima ni hacer el examen de conciencia del otro, reconociendo cada uno su parte de culpa, pues ello nos hace más comprensivos con los fallos del otro, porque se quiere su bien, alegrándonos de sus éxitos, y teniendo el propósito firme de buscar mi felicidad a base de intentar que el otro sea feliz.

Feliz verano.

Lo más difícil de aprender en la vida es qué puente hay que cruzar y qué puente hay que quemar
(Bretrand Russell)