Sabina Riquelme Martínez
“Queremos, como Don Bosco, aprender a mirar a los jóvenes con los ojos de Dios”
Este ha sido el slogan de los salesianos cooperadores que hicieron la promesa el pasado domingo 30 de junio en Alicante. Este lema lo eligió el mismo grupo mientras preparaban su promesa, utilizando estas palabras del Papa Francisco que han resultado inspiradoras para muchos, e incluyendo el carisma salesiano, ya que todos ellos han hecho del proyecto de Don Bosco el suyo propio.
Un total de 15 personas pertenecientes a distintos ambientes de la familia salesiana de la obra de Alicante: profesores, catequistas, grupos de fe… cada uno de ellos ha seguido su proceso de formación con su grupo de referencia, y tras un emotivo discernimiento en familia que tuvo lugar en el templo Don Bosco el pasado 12 de mayo acompañados por los salesianos cooperadores del centro local, han dado este paso haciendo público su compromiso.
Inma, Marta, Eloísa, Rosario, Juan, Paco, Sabina, Óscar, Belén, Mavi, Marcelo, Nacho, Jesús, Eva y Ana: estos nombres se incorporan a los de tantos otros que desde hace años trabajan juntos por la misión salesiana.
Testimonio
¿Por qué ser salesiana cooperadora? ¿Para qué? Son preguntas que me he hecho desde que empecé la formación. Siempre me he sentido parte del proyecto de Don Bosco, ya que ha estado muy presente en mi vida.
¿Por qué dar el paso? Es verdad que es algo que no estaba en mis planes. ¡Pero son tantas las cosas que no estaban en mis planes! Cuando mis padres eligieron un colegio salesiano para mi educación, no creo que estuviera en sus planes que el mundo salesiano me envolviera hasta el punto en el que me encuentro ahora. No estaba en mis planes encontrar un grupo de amigos que se convertiría en una comunidad con la que compartir la vida y la fe. Ni siquiera son mis amigos de la infancia y, sin embargo, a día de hoy, puedo decir que son la red que me sostiene cuando voy a caer.
No estaba en mis planes trabajar en el colegio María Auxiliadora de Alicante. De hecho, cuando me llamaron para la entrevista, yo preparaba una oposición que nada tenía que ver con la educación, pero desde el primer día descubrí que educando es donde me siento realizada y veo el fruto de mi trabajo pastoral.
No estaba en mis planes encontrar al que hoy es mi marido, y sin embargo ha sido con él con quien he aprendido a descubrir el lado bueno de las cosas, que siempre hay un motivo para sonreír y que es verdad eso que dicen de que cuando una puerta se cierra, Dios abre una ventana.
Tampoco estaba en mis planes que la vida me golpeara con situaciones familiares que me superan y con las que no sé cómo lidiar. Pero supongo que eso es la vida: un aprendizaje constante en el que es importante rodearse de buenos apoyos.
Echo la vista atrás y creo que con los años he aprendido que, aunque no estaba en mis planes, sí que estaba en el plan que Dios tenía para mí.
Echo la vista atrás, repasando mi vida, y me veo de niña con Don Bosco siempre presente en el colegio. Me veo en la Asociación Juvenil Don Bosco donde aprendí el sentido del sistema preventivo. Me veo en los grupos de confirmación acompañando a jóvenes adolescentes en su camino como cristianos.
Me veo en mi trabajo intentando comprender por qué jóvenes que lo tienen todo no son felices, e intento acompañarles en la búsqueda de aquello que realmente les falta: alguien que les haga caso. Veo mi familia, a mis hijos, y veo que incluso ahí tiene sentido este proyecto. Veo todo esto y siento que involucrarme en la vida de los jóvenes, acompañando y viviendo con ellos los valores cristianos me hace feliz, y es lo que quiero seguir haciendo desde el proyecto y el carisma de Don Bosco.
Por todo esto, y después de haber hecho la promesa con un grupo con el que me siento muy arropada, puedo decir que me siento realizada habiendo hecho público mi compromiso como salesiana cooperadora.
No se trata solo de migrantes: se trata de no excluir a nadie
(Mensaje del Santo Padre para la jornada mundial del migrante y del refugiado)