Eusebio Martínez Aguado

Sigo pensando que es verdad lo que nos recordó el Papa Francisco: “El camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio”. Un solo Espíritu y un solo cuerpo (cf. Boletín SSCC 684).

Siguiendo las indicaciones del Papa, estamos reflexionando sobre el documento “Una Iglesia sinodal en misión”, del 28 de octubre del 2023. El rostro de la Iglesia sinodal. (cf. Boletín SSCC 686). Es el iter a seguir en el proceso de oración, diálogo y reflexión de la Iglesia.

En el descubrimiento y vivencia de la sinodalidad aparece la importancia de la Vida Consagrada que, “en sus diversas formas, muestra la belleza del seguimiento del Señor”. La reflexión sinodal afirma en un momento: “También hoy la Iglesia necesita la profecía de la Vida Consagrada”. Todo esto nos lleva a descubrir aquella aportación inestimable de ser “Evangelizadores con Espíritu”: EG 262-288. (cf. Boletín SSCC 688).

Somos peregrinos que caminamos hacia cielos nuevos; el viaje sigue y nos preguntamos: ¿Como hacer para acertar en la ruta emprendida? ¿Cómo será esto? Hay una respuesta certera que, por mediación de María, nos llega a todos: “permanece a la sombra del Espíritu déjate envolver por su poder”.

Hay camino y hay horizonte. Me permito aportar tres indicadores de ruta en coordinación complementaria:

  1. «Pues, si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!» (Lc 11,13).
  2. «La vida cristiana es, por su naturaleza, vida en el Espíritu. Los rasgos de la figura del Espíritu Santo tomados de la Palabra revelada» (artículo 25, Carta de identidad de la Familia Salesiana). Es riquísima la aportación de este número a la espiritualidad salesiana.
  3. Salesiano cooperador; actitudes: “vivir en intimidad con el Espíritu Santo, animador del Pueblo de Dios en el mundo” (artículo 2. 2 a, PVA/E). «La caridad pastoral hace presente entre los jóvenes la misericordia del Padre, el amor salvífico de Cristo y la fuerza del Espíritu Santo». (artículo 15, PVA/E).

Amigos salesianos cooperadores; queridos delegados y delegadas: Es preciosa la llamada a potenciar el Reino de Dios desde el lugar donde Dios nos ha colocado en la Iglesia.

  • “Vino a los suyos y los suyos no le recibieron”; esta afirmación de San Juan es una constatación terrible en un mundo que sufre y, sabiendo el remedio, lo desprecia.
  • Don Bosco sigue soñando en ver el campo lleno de corderos que saltan, corren y se divierten en un ambiente de auténtica felicidad.
  • Somos iglesia que, desde Cristo-luz, quiere irradiar resplandor a un mundo que sufre en su ceguera y oscuridad.
    Y pensamos que esto hay que cambiarlo. ¿Cómo podrá ser eso?

La respuesta es una sola: permanece en la sombra del espíritu y déjate envolver por su poder.