Consulta mundial de la Familia Salesiana
En este número nos hacemos eco de las novedades que se han propuesto las Apóstolas de la Sagrada Familia y de los Discípulos.
¿Qué novedades para este curso nos mueve la esperanza para las Apóstolas de la Sagrada Familia?
Las Apóstolas de la Sagrada Familia han creado la Asociación DOMUS ASF. Nacida inicialmente en Brasil por iniciativa de las Hermanas que viven y trabajan en dicho contexto, ahora también está operativa en Italia como APS (Asociación para la Promoción Social). He aquí su presentación:
- Domus ASF es una asociación de promoción social que tiene como objetivo dar una respuesta global a las diversas necesidades de las familias, a través del trabajo coordinado de un equipo multidisciplinar de profesionales, con amplia experiencia en el campo de las relaciones humanas y familiares que, poniéndose a disposición de las personas, dan apoyo activo en la búsqueda de soluciones maduras y responsables.
- Además de acompañar y asesorar a las familias, operamos en el campo de la información, de la prevención, de la educación y de la formación. Iniciamos con intervenciones de promoción socioeducativas y de prevención de la salud con visitas y cribados diseñados de forma integral e integrada. También ofrecemos apoyo psicológico y legal, mediante la construcción de itinerarios ad hoc. Además, contamos con un importante servicio de mediación al ofrecer la oportunidad de transformar el conflicto y la incomunicabilidad en un diálogo orientado a la resolución compartida de los problemas familiares.
El proyecto tiene su sede en Roma, en Via degli Urali 30, en la Casa Cardenal Guarino. La casa está siempre abierta y nuestro equipo está siempre disponible para ofrecer una acogida familiar y moderna, pero anclada en valores esenciales.
¿Qué novedades para este curso nos mueve la esperanza para el movimiento de los Discípulos?
El COVID 19 ha condenado a la gente a vivir con miedo, ansiedad, sumida en la pobreza, la angustia, absolutamente descorazonada. En este tiempo, las personas hacen de todo para salvarse, fiándose más de las medicinas y de sus propias fuerzas, que de Dios que es el Creador y el Señor de la vida. No se acercan a Dios, no confían en Él, no se arrepienten de sus pecados. Se han alejado de Dios.
También los sacerdotes y los religiosos permanecen encerrados en casa y no celebran la Misa dominical en las iglesias para el pueblo fiel (sino solo Misas online). No se celebran los demás sacramentos, no visitan a la grey.
En esta situación histórica el Señor ha inspirado a los Discípulos y Discípulas:
- A rezar y a hacer sacrificios por las víctimas del COVID 19 y a compartir mensajes llenos de confianza en Dios (a través del móvil o del e-mail), para sostener y animar a las personas.
- A visitar a las familias, durante el tiempo del confinamiento, cuando ha habido necesidad de cosas esenciales como alimentos, medicinas y otros bienes de primera necesidad. Y a hacer todo lo necesario, según las posibilidades y respetando las normas del gobierno, para ayudar a quien pasaba necesidad.
- Después del tiempo del confinamiento, han sido muy significativas las breves visitas a las familias por parte de las Discípulas (de dos en dos) para consolarlas, para ayudarlas a tener confianza, a rezar y confiar en Dios, en María y en San José (especialmente en este año). Encontrarse con las personas en sus casas e interesarse por cómo viven tiene mucha importancia para ellos.
- Y lo mejor ha sido que, al finalizar el confinamiento, las Discípulas han ido por los pueblos y aldeas, quedándose en medio de la gente como el Enmanuel (Dios con nosotros) durante una semana, un mes, o más tiempo si era preciso. De hecho, la mayor parte de las Hermanas Discípulas están en los pueblecitos, en las parroquias, distribuidas actualmente en 55 diócesis, donde realizan este tipo de apostolado. Este año especial, hasta ahora, han sido invitadas a acudir a otras seis diócesis para iniciar ocho nuevos centros.
Los hombres son a menudo los carpinteros de sus propias cruces
(San Felipe Neri)
Todo santo tiene su pasado y todo pecador tiene su futuro
(San Agustín)